Capítulo 14. 🧡

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Vic

Desperté con el canto de los pajarillos en el jardín. Me deslicé hacia arriba y bostecé estirando mis brazos al techo. Miré hacia la mesita de noche y noté la taza con café caliente. Me estiré y cogí la notita que descansaba debajo del plato.

"Buenos días, esposa mía, te dejo esto para que empieces tu día de buenas. Tuve que salir, pero no quise despertarte. No voy a tardar".

Atte. Tu esposo.

Sonreí y cogí la taza acercándola a mis labios. Le di el primer sorbo y me supo tan bien que cerré los ojos y bebí un poco más de café. Al terminarme el café salí de la habitación y bajé a la cocina. Mi nana preparaba el desayuno.

—Buenos días, nana —nos saludamos —. ¿Qué horas son? —le pregunté.

—Son las nueve. ¿Dormiste bien? —asentí y dejé la taza dentro del fregadero. Mi nana notó lo que hice, sin embargo, no dijo nada en ese momento —. Te ves mejor que ayer.

—Me siento mejor que ayer —me lavé las manos, las sequé y me senté en uno de los bancos de la isla —. Estuve hablando con Beth y he pensado en ir al orfanato.

—Es una buena idea.

—Ahora que Val ya no va a estar alguien le tiene que ayudar a Beth con los gastos y todo eso —expliqué.

—Es una buena obra de caridad lo que quieres hacer. Si lo haces desde el corazón me parece una maravillosa idea. No creo que Kail se niegue.

—Yo tampoco —miré por la puerta —. ¿No te dijo a donde iba?

—Salió con Kirsteen —formé un mohín con los labios —. Ella no te agrada, ¿verdad? —se acercó y dejó el desayuno frente a mí.

—¿Por qué lo preguntas? —indagué.

—No lo puedes negar, mi niña. Kirsteen no te agrada porque pasa mucho tiempo con Kail —intenté disimular mi disgusto moviendo las judías dentro del plato y observando el desayuno que consistía en huevos fritos, panceta, tostadas y scone de patatas. Mi nana nunca me daba morcilla porque sabía que no me gustaba.

—No es eso...—mentí un poquito —. Pero...—la miré. Se encontraba frente a mí con su plato en la mesa para desayunar junto a mí. Sabía lo mucho que me gustaba desayunar acompañada y más con ella.

—¿Pero? —alzó una ceja.

—No sé —me encogí de hombros —. Es cierto que no la conozco y no debería juzgarla antes de tiempo. También es cierto que pasa mucho tiempo con Kail y siento algo —mi nana me miraba atenta.

—¿Qué sientes?

—Es un sentimiento que no había sentido nunca —mi nana frunció el ceño —. Ni siquiera sé cómo explicarme —me di por vencida y empecé a comer antes de que se enfriara el desayuno y supiera feo —. No me hagas más preguntas —le pedí.

Mi nana negó con la cabeza y se puso a comer también.

—Eso se llaman celos, niña —levanté la cabeza y la miré confundida.

—¿Qué?

—Son celos, Vic y nunca los habías sentido porque no te habías enamorado de esta manera como lo hiciste con Kail y es normal. Es una buena persona, es atento y comprensivo. ¿Sabes que despertó antes y preparó el café que te llevó antes de irse? Son esos pequeños detalles que tiene que te estás enamorando de él —negué y cogí la servilleta para limpiarme los labios.

—No es cierto. ¿Cómo? —se encogió de hombros.

—No te lo sabría explicar. Solo sucede y ya.

Intenciones Oscuras (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora