Mi mejor amiga

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Yoko se sentó en el asiento del conductor de su auto mientras esperaba que su hija terminara sus clases. Se mantuvo ocupada escribiendo en su teléfono y revisando su Instagram y correos electrónicos. Los otros padres conversaban entre ellos afuera de las puertas, pero Yoko nunca fue bienvenida a estar con ellos.

Los otros padres murmuraban y chismorreaban sobre ella y June. Ser madre soltera omega ya tenia un estigma bastante fuerte y era aun peor cuando la omega era joven y se quedaba embarazada. Yoko descubrió que no le importaba lo que la gente pensara de ella o de su hija, simplemente odiaba el hecho de que los padres obligaran a sus hijas a mantenerse alejadas de June.

A lo lejos, escucho la campana qué anunciaba el final de la jornada escolar y rápidamente salió de su auto para ir hacia el patio de la escuela. June fue de las últimas en abandonar el aula. Lentamente se dirigió hacia su madre y la tomó de la mano con fuerza.

–¿Tuviste un buen día en la escuela?– preguntó Yoko mientras guiaba a ambas de regreso a su auto.

June se encogió de hombros con tristeza y siguió a su madre.

–¡Khun Yoko!– gritó una voz detrás de ellas.

Yoko se giro justo a tiempo para ver a la maestra de June dirigirse rápidamente hacia ellas.

–Khun Orm–Yoko presentó sus respetos rápidamente y le dirigió una sonrisa a la maestra omega–¿Pasa algo?–.

–No, ningún problema– le devolvió la sonrisa mientras le tendía un trozo de papel–En unos meses haremos una excursión al zoológico local y parece que June olvido llevar su permiso–le guiñó un ojo a la niña.

Yoko adoraba a Khun Orm. Era la única profesora de la escuela a la que no le importaba que fuera una madre soltera y muy joven. Trató de ayudar a su hija en numerosas ocasiones a hacer amigos en su clase y cuando los otros estudiantes rechazaron la oferta de amistad de June, se sentó con ella durante todos los recreos y almuerzos para que no estuviera sola.

Yoko tomó el papel con gratitud y lo guardó en su bolso. Khun Orm mostró respeto mientras se dirigía de regreso a su salón de clases. June llevo a su mamá de regreso al auto justo cuando un grupo de chicas con aspecto malicioso las miraban.

Yoko acomodo a su hija en el asiento trasero del coche, colocando su cinturón de seguridad, y volvió a subirse al asiento del conductor. El viaje a casa fue tranquilo, June no era una gran conversadora, por supuesto, pero aun así el inquietante silencio preocupó a Yoko.

El elevador qué la llevaba de vuelta a su apartamento estaba plagado del mismo silencio incómodo, pero Yoko sabía que no debía romperlo. A veces, June necesitaba tiempo para ordenar sus pensamientos antes de decirle a su madre que era lo qué le pasaba.

Tan pronto como entraron a su apartamento, la niña corrió a su habitación y cerró la puerta de golpe. Verla así hizo que a Yoko se le partiera el corazón. Algo debió haber sucedido en la escuela para que estuviera tan molesta.

La omega golpeó suavemente la puerta del dormitorio de su hija–June, ¿Qué te gustaría cenar?–.

La niña abrió la puerta y dejo entrar a su madre ella se sentó en el borde de su cama de "Castillo de Princesa"  y se encogió de hombros.

–¿Pasó algo en la escuela?–Yoko se arrodilló frente a su pequeña hija.

–Todavía no quieren ser mis amigos–dijo June con tristeza–Solo tengo una amiga–.

Yoko intento sonreírle a su hija para tranquilizarla–A veces solo necesitas una amiga. ¡Mírame! Solo tengo a Marissa–.

June se río–Y a la tía Neko–.

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