Cambios

Espera

Yoko había sorprendido a Faye con su traje unos días antes de la ceremonia de premiación a la que la alfa iba a asistir. Estaba tan emocionada y feliz con como se veía y le quedaba el traje que levantó a la omega y la hizo girar por la habitación. La omega la regaño por hacer tal cosa considerando el estado de su tobillo, pero la alfa se encogió de hombros y flexionó su tobillo sin yeso hacia Yoko.

Todavía tenía que usar una bota de plástico cada vez que salía de la cama, pero al menos podía caminar distancias cortas sin muletas. Sin embargo, la alfa se quedó con una muleta, por si acaso.

La ceremonia de entrega de premios comenzó en unas pocas horas y Faye estaba pasando sus últimas horas libres comiendo en casa de Yoko. June la había invitado a ver dibujos animados y ¿Quién era Faye para decirle que no? Le sonrió a la niña, se puso unos pantalones deportivos y una sudadera con capucha antes de caminar a la casa de su vecina y aceptar felizmente la comida de Yoko.

Desde que la omega sugirió invitar a Faye a una cita y luego pasar la noche en el apartamento de Faye, la omega estaba muy nerviosa a su alrededor. Faye intentó calmarla con algunos pequeños toques cariñosos y un beso o dos cuando June no estaba cerca, pero eso hizo muy poco para romper el nerviosismo de Yoko.

Al unísono, Faye y June, levantaron sus tazones hasta sus rostros y, con la ayuda de sus palillos, comenzaron a devorar lentamente la comida que Yoko había preparado para ellas. Sus ojos estaban fijos en la televisión de la omega mientras veían a Bonbon, Burbuja y Bellota derrotar a Mojo Jojo.

Yoko no pudo evitar tomar algunas fotos rápidas de ellas con la boca abierta mientras miraban la televisión. De vez en cuando escuchaba algún jadeo o un "woah" que provenía del pie de su sofá y los sonidos la hacían reír internamente. June había visto casi todos los episodios de Las Chicas Superpoderosas, pero todavía le gritaba a su televisor cada vez que parecía que las chicas estaban a punto de ser derrotadas, aunque sabía que al final ganarían.

La niña de ocho años se apresuró a dejar su plato sobre la mesa y saltar para mostrarle a Faye todos los movimientos de lucha que acababa de ver en la televisión. June fingió que el aire era el malo y comenzó a dar patadas y puñetazos e incluso a simular disparar rayos láser de sus ojos. Faye se sentó gritando palabras de aliento y se rió cuando June cayó accidentalmente de trasero al petear un malo.

Con el permiso verbal de Faye, Yoko comenzó a publicar fotos que tenia de las tres en su cuenta de Instagram. Hacía tiempo que había privatizado todas sus plataformas de redes sociales e incluso había eliminado de su lista de amigos a algunas personas que no conocía muy bien o en las que no podía confiar. De todos modos, solo tenía unos pocos cientos de seguidores, por lo que no tardó mucho en hacerlo.

Poco después de que terminaran las Chicas Superpoderosas, sonó el teléfono de Faye. La ceremonia de premiación iba a empezar pronto y Faye todavía estaba vestida cómo si acabará de asaltar una tienda de deportes. Se puso de pie, depositó su cuenco y el de June en el fregadero, miró por encima del hombro para ver si la niña estaba cerca (no estaba) y besó brevemente a Yoko antes de regresar a su apartamento y ver a una impaciente pero maravillosamente vestida Ice Pattaralikitsakul.

–¡Nos vamos en veinte minutos!– Ice quería arrojarle algo a la alfa, pero todo lo que tenía era su pequeño bolso, así que se lo arrojó y frunció el ceño cuando la alfa lo esquivo.

–¡Lo sé! Solo tenía hambre– Faye puso los ojos en blanco ante el dramatismo de su amiga mientras marcaba el código de su apartamento.

Su traje estaba colgado cuidadosamente junto a la cama. Lo tomó y desapareció en el baño para cambiarse. Ice se sentó en el pequeño sofá de Faye y cruzó los brazos sobre el pecho. Debería haber sabido que no debía confiar en que la alfa llegara a tiempo. Faye incluso llegaría tarde a su propio funeral.