Nathaniel dejó caer la cabeza contra el respaldo de su silla, dejando escapar un largo suspiro. Llevaba horas mirando las mismas notas, tratando de ignorar la sensación que lo había estado atormentando desde el encuentro con el asesino. Cada vez que cerraba los ojos, podía sentir su mano en la cara, el susurro casi íntimo en su oído. Aún podía percibir el peso de la mirada burlona del hombre detrás de la máscara, como si estuviera en cada rincón oscuro de su mente. Era un toque que, por más que intentara, no podía borrar. Incluso después de la ducha caliente, el agua resbalando por su piel no había podido limpiar la suciedad que sentía adherida a su cuerpo.
Trató de convencerse de que solo era paranoia, que el asesino no estaba tan cerca de él como su mente insistía en recordarle. Pero al entrar en su apartamento esa mañana, las evidencias estaban ahí, en la forma de cosas mínimamente movidas, de una camisa que ya no estaba en el armario. Nathaniel había repasado una y otra vez cada detalle, buscando una razón lógica que justificara lo que estaba pasando, pero la realidad era clara: alguien había estado en su apartamento. Y ese "alguien" sabía demasiado.
Se pasó las manos por el rostro, sintiendo la tensión acumulada en su mandíbula, mientras trataba de empujar esos pensamientos al fondo de su mente. Necesitaba concentrarse. Debía mantener el control, por su propio bien y por el de la investigación. Pero ¿cómo lo haría cuando cada sombra en su propia casa le recordaba que el asesino estaba siempre un paso adelante?
Decidido a no dejarse consumir, se vistió rápidamente y se dirigió a la estación. Al llegar, el ambiente era el mismo de siempre: ruidos de teléfonos, conversaciones que cruzaban el aire, el tecleo constante de las computadoras. Parecía un día más, otro paso en la rutina, aunque dentro de él nada se sentía normal.
Caminó hacia su oficina, sin mucha expectativa, hasta que vio a Jonathan ya dentro. El joven estaba sentado frente al escritorio, escribiendo en su cuaderno de notas con una concentración poco común. Pero lo que realmente llamó la atención de Nathaniel fue su ropa. Jonathan, quien casi siempre iba vestido de manera relajada, con camisetas de manga corta o sudaderas, esa mañana había optado por algo mucho más formal. Llevaba una camisa negra ajustada, que le marcaba el pecho de manera notable, y un pantalón gris oscuro que contrastaba con su estilo usual. A Nathaniel, esa imagen le pareció casi discordante con el Jonathan que conocía.
-Vaya, mira quién finalmente decidió vestirse como si trabajara en una estación y no en su sala de estar -comentó Nathaniel, con un tono que intentaba sonar relajado, aunque la incomodidad seguía presente bajo la superficie.
Jonathan levantó la vista y le regaló una sonrisa. -Buenos días a ti también, viejo. ¿Qué pasa? ¿Demasiado para tu frágil corazón? -bromeó, guiñando un ojo mientras se recostaba en la silla.
Nathaniel rodó los ojos, pero no pudo evitar que una leve sonrisa asomara en sus labios. Esa ligereza en Jonathan era un pequeño alivio después de los últimos días, donde las tensiones parecían haber reemplazado el ambiente habitual entre ellos.
-Te ves más... decente, supongo -dijo, acercándose al escritorio y dejando caer su chaqueta sobre la silla.
-Aprecio el cumplido, aunque siento que me has visto mejor. -Jonathan le lanzó una mirada rápida, volviendo a concentrarse en su libreta.
Nathaniel se sentó, preparando sus pensamientos para el día, cuando Jonathan se aclaró la garganta.
-Por cierto, he estado hilando algunas cosas del caso -comenzó, su tono tomando un matiz más serio, lo que inmediatamente captó la atención de Nathaniel. -Estuve repasando los perfiles de las víctimas. Todas, excepto la doctora Mitchell, no tenían familiares cercanos o al menos nadie que los buscara activamente. La doctora parece haber sido un desliz, algo que no encaja del todo con el patrón.
ESTÁS LEYENDO
↬𝙴𝚗𝚍𝚕𝚎𝚜𝚜 𝙲𝚑𝚊𝚜𝚎↫
AcakEl Detective Nathaniel y su compañero Jonathan fueron llamados a investigar una serie de asesinatos que ocurrieron en la ciudad con el mismo tipo de modus operandi. Los dos siguen la pista de el o los asesinos, pero cuando descubren la verdad se en...