050.

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Capítulo 050

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Capítulo 050. En la distancia


El tiempo siguió su curso llevandose consigo la calma en la familia Cullen, con cada día que pasaba, la tensión y la incertidumbre parecían crecer como una sombra oscura que se extendía por todos los rincones de la casa y con ello la inestabilidad de la más joven de las hermanas Swan. 

Hazael se encontraba observando a través de la ventana cómo Carlisle, atendía a su hermana Bella con  paciencia y delicadeza. Sus ojos opacos y llenos de cansancio apenas se separaban de la imagen de su hermana mayor. 

Bella, tumbada en el sofá con su piel pálida y ojeras profundas, parecía una sombra de la chica a la que conoció como su hermana. La propia Hazael no estaba mejor. Si bien su cuerpo no sufría los estragos físicos que el de Bella, su rostro reflejaba una angustia profunda que no podía ocultar. 

Sus ojeras, tan oscuras como las de su hermana, delataban las noches en vela que había pasado desde que decidió distanciarse de Paul. Desde el momento en que se apartó de la manada y de su propia alma gemela, la conexión que compartía con Paul había comenzado a quebrarse y eso la estaba destrozando lentamente desde dentro.

Cada vez que recordaba su última conversación con él sentía un nudo en el estómago una mezcla de tristeza y enojo que no podía sacudirse. Sabía que había hecho lo correcto, pero eso no hacía que el dolor fuera menos intenso. La falta del joven lahote, de su toque cálido y de su presencia reconfortante, era como una herida abierta que no dejaba de sangrar.

La preocupación por su estado físico comenzaba a extenderse entre los Cullen. Aunque Hazael no lo mostraba, ellos sabían que algo no andaba bien. Rosalie en particular era la que más notaba los cambios. La vampira rubia siempre vigilante la miraba con frustración sin saber cómo ayudarla. Incluso Emmett, que solía bromear en momentos de tensión, ahora se encontraba más callado, observando en silencio cómo la calida menor se desmoronaba ante sus ojos.

—Hazie...— la voz suave y melodiosa de Rosalie rompió el silencio, sacando a Hazael de sus pensamientos. La joven apartó lentamente la mirada de la ventana, encontrándose con los ojos dorados de la vampira. Rosalie la observaba con una expresión de preocupación genuina —Esme te preparó unos panqueques. ¿Por qué no vienes a probarlos?— Hazael asintió, pero el gesto fue apenas un reflejo automático.

La desgana era evidente en cada uno de sus movimientos. Su cuerpo estaba ahí, pero su mente parecía perdida en algún lugar lejano, atrapada en un bucle de pensamientos y emociones que no podía procesar del todo.

Rosalie, con su habitual gracia y delicadeza tomó a Hazael del brazo. El toque frío de la vampira contrastaba con la calidez que la joven recordaba de Paul, pero en ese momento incluso el contacto de la vampira resultaba reconfortante. Juntas caminaron hacia la cocina donde Esme las esperaba con el plato de panqueques recien horneados, llenando la estancia con su delicioso aroma a mantequilla.

SOUL | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora