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Capítulo 10. Sacrificio
Hazael escuchaba desde su lugar el ataque de histeria que estaba teniendo Edward al enterarse que Bella los había dejado. Alice trataba de calmarlo, pero él seguía gritando a través del teléfono.
La menor daba de vueltas por la habitación rascando la palma de su mano izquierda con insistencia, se sentía molesta pero también ansiosa. La imagen de Bella pálida y nerviosa la hizo detenerse abruptamente, seguramente la llamada que recibió al último fue la causante de que ella decidiera ir por su cuenta.
¿Qué le habría dicho su madre para que ella reaccionara así?, se preguntó Hazael. Observó a la de cabellos cortos con la mirada perdida mientras aun sostenía el teléfono contra su rostro. Está teniendo una visión y por su semblante aterrado pudo deducir que Bella corría peligro.
La menor veía ambos vampiros ir y venir velozmente sintiendo impotencia por no poder hacer nada más que obedecer órdenes, aquello comenzaba a agobiarla. Sin pensarlo dos veces les avisó que iría a preguntar a la recepción si alguien había visto a su hermana o algo que los pudiese ayudar a encontrarla, aunque era demasiado evidente a donde había ido.
El estudio de Ballet.
Los vampiros asintieron creyendo en que la menor no haría nada imprudente, pero se equivocaban. Hazael tenía una promesa que cumplir y no podía regresar a casa sin su hermana. Decidida solo tomo su celular junto con algo de dinero. Bajo con rapidez las escaleras hasta llegar a la recepción
Una vez estando ahí, salió del hotel en busca de un taxi para ir a alcanzar a Bella. Trato de ser lo más rápida posible, tenía que impedir que su hermana resultase herida y a su vez debía evitar que los Cullen la atraparan infraganti.
Se sentía perdida, puesto que, nunca había estado en Phoenix y no sabía a donde dirigirse. A penas y recordaba la antigua dirección donde solía vivir su hermana con Rene, pero dudaba que eso tan siquiera le ayudase en algo.
Al ver que un taxi se estacionó frente a ella, se subió a este indicándole que la lleve al estudio de ballet más cercano que conociese. El taxista solo asintió extrañado por la actitud nerviosa de la joven y se puso en marcha dirigiéndose a donde le habían indicado.
Hazael miro por la ventana el cielo ya oscuro, rogando en su interior que no fuese demasiado tarde para llegar al lado de su hermana mayor.
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El taxi se detuvo frente a un gran edificio, Escuela de baile "Mimis" se podía leer en el anuncio de afuera. Le pagó al conductor y se bajó del vehículo con un gran nudo en la garganta. Definitivamente era una mala idea que una humana intente salvar a su hermana de los colmillos de un despiadado vampiro, pero en este punto eso ya no importaba.
