T r e c e

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El encuentro con mis padres se sintió fugaz. Luego de nuestro almuerzo, se marcharon a cumplir con la labor que los había traído a la ciudad, y en la noche como tuve que ir a ensayar el baile en casa de Calum, no fue mucho el tiempo que pudimos compartir. A pesar de todo, se mostraron muy satisfechos de que estuviera recuperando mi amor por la danza.

Con timidez me observé en el espejo del camerino que Calum adecuó para Lilibeth y para mí. Crop tops y pantalones de estilo militar, dos coletas altas perfectamente aplacadas y botas negras, ese era el estilo que nos caracterizaba ese día.

—¿Te gusta? —indagó Lili, mientras la estilista terminaba de aplicarle brillitos en el cabello. Una petición especial de su parte—. Porque yo me siento como toda una estrella.

—Claro que sí —concordé, sonriendo.

Pese a que se trataba de un simple show de talentos, parecía como si fuéramos a presentarnos frente a la realeza o en un gran teatro. Las excentricidades de la gente multimillonaria.

Unos leves toques en la puerta nos hicieron girar la mirada, topándonos con la presencia de Calum. Él vestía elegante, con un traje de satín azul oscuro. Se veía verdaderamente apuesto. Más de lo que solía estarlo habitualmente. Mordí mi labio ligeramente, sintiendo mi corazón bombear con mayor intensidad.

—Como veo que ya están listas, quisiera presentarte a la familia, Parker. Tienen mucha curiosidad por conocer a la futura nueva coreógrafa del club —anunció él, con una sonrisa resplandeciente adornando su rostro.

—No me digas eso que me pongo más nerviosa de lo que ya estoy —bromeé, originando que su prima me abrazara.

—Todo saldrá perfecto, eres la mejor profesora de baile del universo
—aseguró la adolescente, estrujándome más fuerte contra su cuerpo. Acaricié su cabello, aceptando gustosa su gesto de afecto.

Salimos del camerino y Calum me dio un recorrido rápido por los lugares que quedaban de paso hacia el salón de eventos. En lo que alcancé a ver, el club era inmenso, contaba con canchas de tenis, gimnasio, restaurante y bar; un establo con área de entrenamiento y pista de galope, área de tiro al blanco, salones de eventos, entre otras. El entorno era simplemente idílico: un lugar exclusivo y pintoresco, con un lago cristalino que se extendía a sus pies.

Vi a dos chicas pasar en caballo, con sus característicos trajes de equitación y mi mirada se estancó en ellas con fascinación.

—Yo práctico equitación, si te gusta puedes venir a aprender conmigo algún día —sugirió Lilibeth, tal vez al notar mi expresión de tonta.

—Me lo pensaré —respondí.

Aunque despertaba mi interés, al mismo tiempo le temía un poco a los caballos.

Los que llegué a ver en el rancho de nuestro tío Graham no eran tan agradables, parecía que les deleitaba lanzar patadas por doquier y escuchar los gritos de pánico de las personas. Más de un entrenador salió lastimado cuando nuestras primas, las gemelas Ava y Kristen, empezaron sus clases de equitación.

Cuando por fin llegamos al salón de eventos, pude notar la presencia de Julianne, acompañada de tres adultos, quienes eran los padres de Calum y un hombre que no había visto anteriormente. Faltaba todavía una hora para empezar el evento, así que, además de ellos, los únicos presentes en la sala eran los miembros de la logística.

—Vean quién llegó, el futuro sucesor de las empresas Weasley —habló el señor desconocido, palmeando la espalda de Calum.

El hombre parecía ser mayor que los padres de Calum y sus ojos azules grisáceos reflejaban un brillo inquietante, como si guardara secretos que no te atreverías a consultar. Portaba una peculiar chaqueta vaquera gris y pude ver que en su mano destacaba un tatuaje de reloj.

CalumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora