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El silencio en la sala era aplastante mientras Nemo trabajaba en activar los sistemas de camuflaje. Sabíamos que habíamos cometido un error grave al restaurar a J a su versión más obsoleta, y el pulso que había detectado el enemigo solo confirmaba lo vulnerables que éramos. Sin embargo, Nemo, siempre implacable, no tardó en actuar.

— "[Activando camuflaje holográfico. Señal errónea simulada.]" —anunció con su usual tono mecánico.

La base tembló levemente mientras los sistemas se reconfiguraban, proyectando una ilusión alrededor de nosotros. La interferencia estaba diseñada para parecer un fallo menor, algo que las patrullas enemigas pasarían por alto.

Doll, por su parte, no podía contenerse. La risa que soltó era agria, pero cargada de nerviosismo.

— "Боже, эта ложь никого не убедит..." (Dios, esta mentira no convencerá a nadie) —murmuró mientras mantenía los ojos en los controles, evidentemente aguantando la vergüenza por la excusa que había inventado sobre la memoria perdida de J.

Sabía que mi mentira no era la mejor, pero en ese momento no había tenido más opción. J, desorientada, necesitaba una explicación rápida, y la idea de que trabajara para mí era lo más sencillo que podía idear. El problema era que la máquina estaba aún procesando su nueva y patética realidad.

— "Escucha, J," —le dije mientras ella me observaba con esos ojos vacíos— "hubo un… incidente. Estás aquí para ayudarnos. Trabajabas para mí antes de que perdieras la memoria."

J parecía dudar, como si estuviera tratando de juntar las piezas rotas de un rompecabezas que no encajaba. Su cuerpo, rígido y poco familiar, respondía de manera torpe. No había ni un rastro de la letalidad que había definido su existencia anterior.

— "Entiendo..." —murmuró finalmente—. "Soy… tu asistente."

Me mordí el labio, consciente de lo ridículo que sonaba todo aquello. No era la respuesta que esperaba, pero era un paso en la dirección correcta. Antes de que pudiera añadir algo, Doll se burló una vez más.

— "Да, да, конечно," (Sí, sí, por supuesto) —dijo con un tono que no disimulaba su desprecio por la situación— "его ассистентка." (su asistente).

No le hice caso. Lo más importante era ganar tiempo para que Nemo mantuviera la base fuera del radar enemigo. Si la señal del pulso nos delataba, estaríamos perdidos.

— "Nemo, ¿qué tan seguro es este camuflaje?" —pregunté, intentando devolver el foco a lo urgente.

— "[Eficiencia estimada del 98%. Interferencia mínima en las señales de vigilancia. Probabilidad de detección: baja.]" —respondió Nemo con frialdad.

Un alivio temporal recorrió mi cuerpo, pero sabía que esto solo nos compraría algo de tiempo. Si no hacíamos algo pronto, estaríamos enterrados vivos.

Mientras tanto, J seguía examinando su cuerpo, y el desconcierto se profundizaba en su rostro. La máquina que una vez fue una de las armas más temidas ahora era poco más que una sombra, un prototipo de sirvienta sin memoria ni habilidades. Verla así me producía una mezcla incómoda de lástima y culpa. Habíamos jugado con algo más grande que nosotros.

— "Solo recuerdo…" —empezó a decir, su voz temblando con una vulnerabilidad que nunca le había asociado— "haber servido en una mansión."

Nemo, como siempre, dio su fría evaluación:

— "[Análisis: Memoria incompleta. Recuerdos de sirvienta presentes. Funciones de combate avanzadas: desactivadas.]"

Un escalofrío recorrió la sala. J no solo estaba desarmada, sino completamente inútil para el propósito que necesitábamos. Estábamos acorralados, y el tiempo corría en nuestra contra.

¿Y si...? [Drones asesinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora