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Los meses pasaron lentamente, y la rutina en la base se volvió casi insoportable. Entre misiones sin sentido y días vacíos, habíamos encontrado una extraña camaradería, aunque con momentos de tensión, peleas y risas por igual. Pero las noches eran especialmente aburridas, y esa noche en particular, no podía más que relatar historias que se me ocurrían al azar para pasar el tiempo.

Estaba sentado en el sofá de la sala de control, con J y Doll esperando algo de mí. Había decidido contarles algo sobre la Tierra, simplemente porque no se me ocurría nada mejor.

— “Bien, chicas, escuchen atentamente. Esta es la historia de un planeta llamado Tierra,” —comencé, fingiendo seriedad.

Doll se acomodó, interesada, mientras J cruzaba los brazos, mirándome como si esperara que me equivocara para corregirme. Antes de que pudiera decir algo, rápidamente añadí:

— “J, por favor, no hables mientras cuento. Solo escucha,” —le advertí, sabiendo que sería difícil para ella mantenerse callada.

Ella asintió, aunque con cierto desdén, y seguí adelante. Comencé describiendo cómo era la Tierra: los océanos inmensos, las montañas, los desiertos y los bosques. Hablé de la vida diversa, de las ciudades llenas de gente, y de cómo las estaciones cambiaban el paisaje.

Doll, como siempre, me interrumpió con su curiosidad:

— “Как выглядела весна на Земле?” (¿Cómo era la primavera en la Tierra?)

— “La primavera era hermosa. Las flores florecían, el aire se llenaba de vida, y todo parecía renacer. Era una época de esperanza,” —le respondí, sonriendo.

J, aunque callada, parecía interesada en la historia, lo cual me sorprendió.

Después de escucharme un rato, Doll finalmente preguntó:

— “¿Y dónde está ese planeta?”

Antes de que pudiera responder, J, con su tono típico de sabionda, dijo:

— “Es otro planeta. Muy lejano. Probablemente inalcanzable desde aquí.”

Doll, nunca desanimada, dijo rápidamente:

— “Тогда я построю что-нибудь, чтобы мы могли туда добраться!” (Entonces construiré algo para que podamos llegar).

Y ahí fue cuando decidí soltar la bomba. Me incliné hacia adelante, bajando la voz y creando un ambiente más sombrío.

— “Bueno... hay un problema con eso. La Tierra ya no existe.”

El silencio fue instantáneo. Doll me miró boquiabierta, mientras que J entrecerró los ojos, dudando de mis palabras.

— “¿Qué quieres decir con que no existe?” —preguntó Doll, su tono lleno de asombro.

— “Explotó,” —respondí, con un toque tétrico.— “Hace mucho tiempo. La Tierra ya no es más que polvo estelar.”

La incredulidad en los ojos de Doll era casi palpable. J me miraba como si estuviera esperando que admitiera que era una broma, pero me mantuve serio.

— “¿De verdad?” —preguntó Doll, casi con un hilo de voz.

— “Sí,” —dije, sin una pizca de broma en mi tono.— “Yo estaba ahí cuando sucedió...”

Ambas me miraron, esperando una explicación. Así que, sin perder la oportunidad, solté la frase:

— “Yo ahí morí... ¡pero viví!” —dije dramáticamente, al estilo del meme.

¿Y si...? [Drones asesinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora