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Pasaron unos días y, al no poder quedarme inactivo, decidí que era hora de retomar el entrenamiento. No me podía permitir que el tiempo perdido me convirtiera en un blanco fácil. Mi cuerpo, después de todo, había soportado mucho, pero no quería que la pereza fuera la causa de mi derrota. Así que allí estaba, en el área de entrenamiento, haciendo dominadas como si mi vida dependiera de ello, lo cual no es mentira.

El ritmo era constante, subía y bajaba con cada repetición, sintiendo cómo mis músculos trabajaban. Los brazos se tensaban, mis abdominales se endurecían, y mis muslos se contraían con el esfuerzo. Todo el estrés que llevaba acumulado se liberaba con cada movimiento, y aunque el sudor me corría por la frente, no era algo que me detuviera. Había pasado casi dos años y medio en este mundo, y si algo tenía claro, era que el ejercicio era mi única constante en medio del caos.

Me concentraba en mantener la respiración y el control, cada subida era más pesada, pero satisfactoria. Estaba tan enfocado que no me di cuenta de que alguien me estaba observando. Fue solo cuando bajé de la barra para tomar un respiro que sentí una presencia a lo lejos, en una de las esquinas del área.

Volteé lentamente y ahí estaba N, tratando de esconderse detrás de una columna, pero su cabeza asomaba torpemente. Claramente me estaba espiando, y al ser descubierto, se quedó congelado, sin saber si seguir con su intento fallido de pasar desapercibido o salir corriendo.

"¿Qué estás haciendo, N?" pregunté, entre curioso y divertido por la escena.

N seguía allí, parado con una expresión que combinaba nerviosismo y torpeza. Su intento de parecer casual se había desmoronado en cuanto lo pillé. Me acerqué un poco, tomando una toalla para secar el sudor de mi frente, mientras soltaba una broma con una sonrisa divertida.

"Entiendo, entiendo... Sé que soy muy sexy y ardiente," dije, bajando un poco la voz en un tono juguetón. "Pero no bateo para ese lado, N, así que no te hagas ilusiones."

N se puso visiblemente más nervioso, sus ojos abriéndose de par en par mientras balbuceaba, sin saber cómo responder. Su cara adoptó un tono que casi parecía rubor, lo que solo me hizo soltar una pequeña risa. El pobre no sabía dónde meterse.

"¡No, no es eso!" exclamó, agitando las manos frente a él como si quisiera desviar la atención de lo que acababa de pasar. "Yo... solo... bueno..." Tropezaba con sus palabras, claramente avergonzado. "Quería saber si podrías... entrenarme."

La sorpresa me golpeó por un segundo, y me crucé de brazos mientras lo observaba con más interés. "¿Entrenarte?" pregunté, arqueando una ceja. "¿Y por qué querrías eso?"

N, aún nervioso, evitó mirarme directamente, aunque noté de reojo cómo su mirada caía fugazmente en mis músculos, lo que me hizo sonreír aún más. "Es que... bueno... J... me dio una paliza de nuevo, y pensé que si me entrenabas, podría... mejorar..." Su voz se fue apagando al final, claramente avergonzado por tener que admitir eso.

Solté una carcajada y le di una palmadita en el hombro. "¡Ja! Sabía que J tenía algo que ver. No te preocupes, niño. La próxima vez que te dé una paliza, al menos podrás resistir un poco más. Si es que no te parte en dos antes de eso."

N sonrió nerviosamente, como si la idea de mejorar lo emocionara, pero el miedo a J seguía muy presente.

"Entrenarte..eh, aún que no pueda de la forma tradicional se puede intentar. Bien, veamos qué tan rápido puedes aprender." Solté una sonrisa desafiante mientras me estiraba un poco, preparando el cuerpo para lo que vendría. Sabía que N era rápido, mucho más fuerte que un humano, pero también sabía que los drones, a pesar de sus ventajas, tenían un par de debilidades evidentes. Este iba a ser un buen experimento.

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⏰ Última actualización: 9 hours ago ⏰

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¿Y si...? [Drones asesinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora