¿Y si...? [Drones asesinos]

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Realmente estoy dudando que tenga buena orientación por qué? POR QUÉ YA PASARON MESES DESDE QUE ME PERDÍ!! En ese tiempo termino en más problemas de aquí y allá, conociendo más drones tanto bueno como malos como ¿Mounstros? Osea no se esa cosas era como slime feos y para nada amigables!

Mientras pasaban los meses debes en cuando me unia a lugares donde abia wolker drones refugiados de los de desmontaje, mi reputación se solidificaba entre los nuevos aliados que había encontrado que por cierto no es mi intención encontrar aliados ni mucho menos salvarlos pero una cosa llegó a la otra y casi siempre termino ayudándoles, supongo que ds para mi consciencia este limpia. Con cada desafío que enfrentaba, con cada peligro que esquivaba, se hacía más evidente que tenía una habilidad casi sobrehumana para salir "vivo" de situaciones que habrían hecho temblar a muchos, bueno en realidad no solo era la combinación de suerte y astucia personal, pronto comencé a escuchar murmullos sobre mí.

“Ahí va ‘la cucaracha’”, decían algunos, riéndose y señalándome MALDIGO AL BASTARDO ME NOMBRO ASI!. El apodo surgió de mi capacidad de sobrevivir a todo tipo de desastres, al igual que esas plagas que nunca parecen desaparecer, sin importar cuántas veces intenten exterminarlas. Por extraño que fuera, ya ni me molestaba me llamarán así, En un mundo donde todo se desmoronaba, si tenía que ser un insecto resistente, prefería ser una cucaracha que un cordero. El apodo se convirtió en un símbolo de mi tenacidad, y, en cierto modo, era un orgullo y una asquerosidad.

En cuanto a mi apariencia, había algo que había comenzado a notar: tenia bastantes moretones como heridas casi curadas, digo casi por qué no tengo forma de saber si estoy jodido por dentro, y mi cabello había crecido más de lo que había planeado. A pesar de las condiciones adversas, el estilo que había mantenido durante mis primeros días como sobreviviente comenzó a cambiar. Lo dejé crecer porque, sinceramente, no tenía tiempo para preocuparme por cortarlo. Pero, como mi vida era un caos y las cosas parecían estar fuera de control, decidí que era mejor tenerlo atado. Así, comencé a recogerlo en una coleta.

La necesidad de atarme el cabello no solo era práctica, sino que también se convirtió en una especie de ritual. Cada mañana, mientras me preparaba para enfrentar el día, tomaba un momento para amarrarlo con una cinta desgastada que había encontrado en una de mis exploraciones. Al hacerlo, sentía que tomaba el control de la situación, que me estaba preparando para cualquier cosa que el mundo pudiera lanzarme. Siempre y cuando no sea algo muy peligroso o la luna completa.

Las misiones se volvieron rutinarias, pero no menos emocionantes. Durante una de nuestras incursiones en un antiguo laboratorio, encontramos una serie de documentos que detallaban experimentos con tecnología avanzada y drones. Esto era justo lo que necesitábamos: información que podría darnos ventaja sobre las máquinas de exterminio. Sin embargo, al hacerlo, también descubrimos que las máquinas estaban al tanto de nuestra existencia y se movían para eliminar cualquier amenaza. Maldito Skynet! Cof.. perdón la costumbre.

En una de esas incursiones, nos enfrentamos a una horda de máquinas. Recuerdo que estábamos en el sótano del laboratorio, donde los pasillos eran angostos y oscuros. La tensión era palpable; cada paso que dábamos podía ser el último. Cuando finalmente encontramos lo que buscábamos, una serie de explosiones resonaron, y las máquinas de exterminio comenzaron a entrar.

“No podemos quedarnos aquí,” grité mientras apretaba el rifle láser. mientras nos agrupábamos para defendernos. Con cada disparo, con cada movimiento, podía sentir que estaba actuando como un verdadero guerrero. No solo por mí, sino por todos los wolker drones buenos que estaban a mi alrededor. La sensación de lucha era embriagadora.

Mientras el caos se desataba a nuestro alrededor, me di cuenta de que debía utilizar mi ingenio para salir de aquella situación. Recordando cómo había escapado de emboscadas anteriores, decidí poner en práctica una de mis estrategias. Con un par de granadas de humo, creé una cortina que nos permitió escapar en medio de la confusión. Mientras corríamos por los pasillos, me sentía como una cucaracha corriendo de un peligro inminente, pero siempre encontrando una salida.