Capitulo 7.

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Christopher.

Rachel suspira y se detiene frente a la primera puerta. Observo la manija. Tiene una M marcada con piedras brillantes.

Parecen pegatinas.

Abre la puerta y miro a la niña que está en la cama. Tiene la mitad del cuerpo fuera de la misma. Frunzo el ceño, viendo cómo Rachel se acerca a acomodarla como si fuera ya rutinario.

—Mile... Muñeca.

Le habla, pero la niña protesta, ocultándose bajo las mantas.

El palpitó en mi pecho aumenta cuando ella se ríe y se mueve a los pies de la cama, se agacha y mete las manos bajo las mantas y tantea no se que. Pero la niña grita.

—¡No, mamá!, ¡Me haces cosquillas! —intenta destaparse, pero se enreda en las mantas.

Rachel me hace una seña de que me acerque y lo hago.

—Ocupa mi lugar, ven —frunzo el ceño—, toma sus pies y hala hacia abajo.

Suspiro y lo hago ante su insistencia. Me inclino y cojo el par de pies pequeños que se retuercen mientras se ríe.

La halo y ella chilla, queda de cabeza sobre el colchón.

—¡AAAAAHHHH! —grita al verme y me causa gracia como se le descompone la expresión—, ¡Papá! —grita y la dejo caer en la cama.

Ella viene a mi y siento sus brazos rodearme con su fuerza. Correspondo, el tórax me va a reventar por el latir desenfrenado dentro del mismo.

—Eres tu —me doy cuenta de que está llorando mientras habla, la alejo, viendo las lágrimas caer por su rostro.

Tiene las facciones de Rachel, pero los ojos... Tiene mis ojos. Poco pude apreciar en la foto que me mostró. Pues aún estaban más pequeños y no miraban exactamente hacia la cámara.

Limpio sus mejillas, viendo su nariz sonrojada, las pestañas alargadas enmarcan sus ojos. Es preciosa.

—¿Porque lloras? —mascullo.

—Cállate, yo no lloro —se enoja, pegando el rostro a mi pecho.

—Claro. No lloras —murmuro con ironía.

—Vamos con Owen —habla Rachel.

La niña se aferra a mi cuello y tengo que levantarla para poder ir a buscar a su hermano.

En la manilla de su puerta también están las mismas pegatinas conformando una inicial. La O.

Rachel abre la puerta. El parece que si sabe dormir, ya que está recostado en las almohadas, su cama es una figura de carro y es de color rojo.

La niña se baja y tengo que ser rápido a la hora de sostenerla antes de que se de de bruces contra el suelo.

—¡Owen!, ¡Owen, despierta!

Hace lo mismo que ella. Se cubre con las mantas.

—¡Déjame dormir, Milenka! —protesta.

—¡Papá está aquí! —le chilla, brincando en la cama.

Eso lo hace despertar, se quita las mantas y bosteza, viendo al rededor.

Enfocando la mirada en mi.

Sus ojos son peculiares. Hay uno gris y otro azul.

Parpadea, poniéndose de pie de golpe.

—Mami... Veo a papá —le habla, halándola hasta el.

—Es porque aquí está, ve, dale un abrazo —alborota su cabello. El niño tantea al caminar, pero hace lo mismo que su hermana.

𝙼𝚢 𝚋𝚘𝚢 𝚘𝚗𝚕𝚢 𝚋𝚛𝚎𝚊𝚔𝚜 𝚑𝚒𝚜 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛𝚒𝚝𝚎 𝚝𝚘𝚢𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora