Capitulo 8.

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Rachel.

Fue jodidamente difícil persuadir a las madres de los amigos de mis hijos para su noche de camping. La mayoría aseguraron que es que sus hijos aún eran pequeños y las podían buscar en la noche. Si, también lo pensé.

Pero... ¿Cómo negarles algo a mis hijos?

Así que... Las mamás también están invitadas.

Los niños dormirán en otra casa de campaña y madres y de más en otras.

Si. Tuve que comprar muchas casas de campaña. Y también fue demasiado difícil encontrarlas.

El clima tampoco ayudaba.

Había estado lloviendo toda la mañana. Así que el techo de acrílico transparente estaba puesto para evitar que el césped se mojará y ya no pudieran prender la fogata.

Toda la mañana ha sido un subir y bajar. Y aún estoy esperando a mis amigos.

Melanie también se encuentra más atareada que de costumbre, asegura que morirá de cansancio hoy.

Los mellizos siguen dormidos. Son las nueve de la mañana, pero hoy no quise despertarlos tan temprano.

Y Christopher me encerró en la recámara.

—Necesito salir...

—Ya te dije que no va a ser posible —muerde mi labio.

—Tengo que bajar a ayudar a Melanie —protesto.

Me sostiene las caderas para inmovilizarme cuando intento irme.

Y si. Cómo siempre, encuentra la manera de distraerme y termino follada.

—Te odio —mascullo, intento acomodarme la ropa.

—Me amas —sonríe, victorioso.

—Creído —bufo.

—Con razones —me vuelve a sentar en su regazo.

Suspiro, aceptando se beso, pero algo lanza un destello y me obliga a no cerrar los ojos. Mi collar.

Dejando un último beso, me aleja para colocármelo, acomodando el diamante en mi pecho.

—Vuelves a quitártelo y voy a hacer que te arrepientas —advierte.

Beso sus labios y me pongo de pie.

—Gracias —me voy frente a el espejo.

Ya no tengo más vestidos con cuello algo. Alguna que otra camisa, pero nada que pueda ocultar el caminillo de chupones que dejó en mi piel. Así que hoy llevo una blusa sin escote que solo deja ver un poco de ellos.

Unos vaqueros ajustados y unas zapatillas deportivas blancas.

Recojo mi cabello en una cola alta y...

Christopher me pega a su torso desnudo, haciéndome suspirar.

—Oye, tengo que bajar. Ya es en serio —protesto.

—No tienes que —bufa.

—¿Y dejarle a Melanie todo?, De ninguna manera, mi amor —dejo un beso en su mandíbula—, puedes bajar a desayunar, si quieres, si no, podrías esperar a los chicos, igual dijiste que no tardarán mucho en llegar...

—Recuérdame porque los quieres aquí —masculla.

—Porque los extraño y va a ser lindo que los niños conozcan a todos también. Además, solo tienen cuatro amigos, su círculo social se expande desde ahorita —sonrío ampliamente, dándome la vuelta para rodearlo con mis brazos—. Y tú sales beneficiado.

𝙼𝚢 𝚋𝚘𝚢 𝚘𝚗𝚕𝚢 𝚋𝚛𝚎𝚊𝚔𝚜 𝚑𝚒𝚜 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛𝚒𝚝𝚎 𝚝𝚘𝚢𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora