Capítulo 3

1.9K 162 71
                                    

Había pasado una semana desde que me contó, es fantástico de todas maneras pero, excluyendo la parte de que nos volveremos ajenos. ¿Cómo te puedes sentir cuando sabes que no podrás ver a tu mejor amigo? Al que le cuentas tus cosas, al que te ayuda cuando estas mal, el que ya te conoce y sabe cuando estás diferente. Sin duda lo extrañaré mucho.

—Hija, ¿Qué te pasa? —preguntó mi madre. —No has tocado la comida. —me reprendió frunciendo el entrecejo.

—No me pasa nada, mamá. —respondí bufando sin darle mucha importancia.

— ¿Cómo que no? Si hasta traes la cara, dime que ocurrió.  —insistió. Mi padre y mi hermano volvieron su mirada hacia mi, pero yo la aparté.

—Ya mamá déjala. —dijo Bruce ahora también mirándome.

Guardé silencio por un momento y decidí comer. Nadie dijo nada, a un que me negara ahora mismo a contárselos se enterarían de todas maneras.

—Luke firmó el contrato donde ya son una banda oficialmente, y se irá de gira. —anuncié sin rodeos.

—Pero si eso es genial, ¿por qué estás triste? —preguntó mi padre.

—Sólo es porque lo voy a extrañar. No es la gran cosa.—afiné mi garganta para disimular lo incomoda me ponía ello. —Por eso les dije que era nada.

—Ay pero Caith, a veces los cambios son para mejor. No te preocupes, que venga a la casa. —sonrió y siguió comiendo la ensalada de su plato.

—Gracias mamá—le devolví la sonrisa.

—Yo saldré con mis amigos de la vieja escuela, les aviso por si no me ven. —explicó Bruce.

Ahora como él estaba en la universidad casi no tenía tiempo de estar en casa y tampoco de estar con sus amigos. Recuerdo que de pequeños nos odiábamos, típico de hermanos, pero cuando crecimos nuestra relación mejoró y también firmamos nuestro tratado de paz, cuando me salvó de morir ahogada en la piscina, dios, fue horrible.

—Permiso —me levanté de la mesa para ir a mi cuarto, pero no sin antes de dejar los platos al fregadero.

Cuando llegué a mi cuarto me asomé por la ventana y vi su auto negro llegar a la vereda de su casa, aquel carro que le regaló su papá por su cumpleaños número 18. Recuerdo A un recuerdo su felicidad extrema.

— ¡Luke! —grité hacia la ventana.

Vi su cabellera rubia asomarse del vehículo, llevaba una camisa a cuadros roja con negro, unas gafas de sol negras y sus jeans rasgados. Se veía muy bien, ¿habrá ido a visitar a alguien?

— ¡Hola! —respondió desde lo lejos.

— ¿Quieres venir? —pregunté riendo, y no sabía porque me sentía así de feliz.

— ¡Claro, solo iré a buscar mis cosas y voy! —avisó, también con una sonrisa.

— ¡Te espero!

Una sonrisa más amplia se formó en mis labios, y por lo que pude ver, en los de él también.

Me cambié de ropa, porque traía a un piyama puesto. Apliqué un poco de perfume y lista.

Volví a mirar por la ventana y lo vi acercándose con la misma ropa de antes, solo que ahora no traía consigo gafas negras.

Antes de que tocara el timbre me lancé sobre él y lo aprisioné en un gran abrazo. Como extrañé a este rubio teñido.Y solo no nos veíamos de hace dos días.

—Bonita bienvenida.

Reí por su comentario y entramos. Nos dirigimos al sillón.

— ¿Veremos alguna película? —pregunté mientras encendía el televisor.

—Sí hay una buena si, sí no, pues no.

Buscamos durante 5 minutos algo pero no encontramos nada.

— ¿Y si mejor salimos a pasear? —sugirió.

—Si, me parece bien.

Salimos a pasear, a donde nos llevaran nuestros pies. Un bosque, con altos árboles y coloridas flores. Cerca de una línea de tren. Caminamos acerca de 10 minutos y luego nos dirigimos al parque que siempre solíamos ir porque estaba cerca de nuestras casas. Cuando era más pequeña, junto con mi hermano veníamos acá a jugar.

Nos sentamos en el césped debajo de "nuestro árbol". Miré al cielo, que estaba de un tono rosado muy claro.

—Deberíamos ir más seguido aquí. —suspiré. —Me trae tantos recuerdos... —dije, contemplando el cielo.

—Si, es un lugar para relajarte, me siento en paz aquí. —sonrió y nos sentamos en el pasto.

— ¡Toby! —escuché la voz de una niña pequeña y un perrito se abalanzó sobre mi, languetiandome la cara.

— ¿Es tuyo? —le pregunté a una niña morena que no tendría más de 7 años.

— ¡Si! —se apresuró en decir. Le entregué el cachorro y ella me sonrió como agradecimiento.

—No vuelvas a molestar a la pareja de novios ¡toby! —le reprendió a su perro.

—Te equivocas. —reí nerviosa. —no somos novios. —dije esto último susurrando, avergonzada pero la niña ya de había marchado.

— ¿Y... te gustaría? —habló, pero sin mirarme, como si lo dijera por inercia.

— ¿Qué cosa?

—Nada, olvídalo.

Me quedé callada. De improvisto se abalanzó sobre mi, envolviendo su mirada con la mía, sus ojos brillaban y por lo que pude notar, aquellos brillaban.

Ninguno de los dos apartó la mirada.

—Sí supieras...

Empezó a acortar la distancia de nuestros rostros y sentí su agitada respiración en mi frente.

—Se nos hace tarde. —murmuré.

--------------------------------

¡Hola gente! Espero que les este gustando esta historia. No se olviden de dejar su voto o comentario si te ha gustado. Me encantaría saber tu opinión, ¡comenta acá abajo que te ha parecido!. ¡Gracias!<3.

Sólo cuéntame » luke hemmings {en edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora