Capítulo 8

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Mariela;

Ya estoy casada y con un hombre que no amó. ¿Cómo tuve el valor de hacer eso?. Aunque viendo lo bien, no está nada mal. Samuel es muy atractivo, me gusta y todo.
Pero siento que he actuado muy inmadura.

¿Quien es su sano juicio, se casaría con un hombre, que apenas conoció hace tres días?. Creo que nadie, pero ya da igual ya estoy casada y no creo que se acabe el mundo por eso. Además, que así como existe el matrimonio, también existe el divorcio.

Después de que Samuel, termino de hablar con su hermana, la ceremonia continúo dónde estabamos antes de que llegara Alexandra.

Termino la ceremonia, yo estaba muy nerviosa y empeoró más mis nervios, cuando el juez dijo que podía besar a su esposa.

Eso se escuchaba algo raro, "esposa."

Me espante más, empeze a dudar más de los nervios, con los gritos de Alexandra que pedía besó.

Estaba pensado, si Samuel se atrevería a besarme cuando.....

Me tomo por sorpresa, distraída en mis pensamientos y estampó sus labios contra los míos.

Al momento que sentí sus labios, me quedé estática y mis manos empezaron a temblar en los hombros de Samuel.

Me acerco más a él, tomándo me con una mano por la cintura y la otra en la espalda, acercándome más a él. Eso me brindo más seguridad y dejé de temblar, para pasar mis manos por su cuello, atrayendo lo más a mí.

Esa simple acción que realize, hizo que el besó se intensificará, los labios de él se movían sobre los míos, devorando los por completo, mientras yo le correspondía el besó.

El besó que nos dimos, era muy diferente a la primera vez, me gustaba más este besó, era más apasionado y con mas entrega de ambas partes. Mi corazón palpitaba al igual que el suyo, lo estaba disfrutando mucho y lo hubiera disfrutado más, si no fuera porque su hermana nos interrumpió.

—Ya, ya, con eso fue suficiente, ¿Verdad señor juez?.— Dijo, Alexandra. Samuel le molesto, que Alexandra nos interrumpiera, cuando ambos, estábamos disfrutando el besó.

—Bueno, yo me retiro tengo cosas que atender.—dijo el juez.

A lo que yo sin perder tiempo iba hacer lo mismo, se que es algo extraño que me quisiera ir, pero ésto no es una boda por amor, si no una falsa y con contrató.

Y más que un contrato, lo hize por conveniencia y creo que Samuel también por eso lo hizo.

—Espera, espera, cuñada.— Me detuvo Alexandra.— Tienes que ver tu regaló.

—¿Cuál regaló?.—Pregunté, desconcertada.

—Cual más tu regaló de bodas.— Me respondió.

—¿Cómo sabías que nos casaríamos? Samuel me había dicho que nadie se enteraría.— dije, en voz alta sin darme cuenta. Y es que no entendía como es que ya tenía un regalo de bodas, si según lo que Samuel me dijo, nadie tendría por qué saber que nos casamos.

—Ahhhh, eso.— dijo, despreocupada y viendo de reojo a Samuel.— Es una una larga historia que luego te contaré.

Ya no dije nada más, por alguien grito desde la entrada. Era el mismo chico del bar, con quién estaba Samuel ese día que lo conocí y venía acompañado de esa misma chica con quién estaba en el bar.

Samuel se fue a sentar en el sillón de la sala, Alexandra, el chico y la chica, hicieron lo mismo, yo me quede parada, observando lo que hacían. Alexandra estaba muy entusiasmada, por la llegada de eso dos, aún no sabía el porqué de su actitud, pero muy pronto lo descubriría.

Un Matrimonio En SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora