Capitulo 25. Cazadores

87 35 14
                                    


Estoy enorme, siento que voy a explotar! el tiempo ha pasado tan rápido que todavía no me creo que mi bebé vaya a nacer ya.

Adam está demasiado protector conmigo y aunque me encanta que me mimen es agobiante que no me deje hacer nada. Estoy embarazada no enferma!

Al menos hoy conseguiré estar tranquila, ha tenido que salir de viaje y está vez por más que lo ha intentado posponer no lo ha logrado, serán unas pocas horas, pero unas pocas horas de libertad.

Bajo hasta el jardín me gustaría tanto poder conventirme en loba y correr por el bosque. Pero se que hasta que el bebé no nazca no será seguro.

Hoy la tarde está tranquila, no se escucha nada. Pero nada de nada, algo que si lo pienso bien no es normal...

Deberían poder escucharse los pájaros, los grillos y algunos animalitos del bosque pero en cambio todo es silencio...

Creo que algo no va bien. Aun así decido ignorarlo y sentarme bajo el árbol.

No sé en qué momento me quedo dormida pero cuando despierto escucho toser a alguien a mi espalda. Me giro y veo un chico joven parado mirándome.

--- Vaya me he dormido, qué haces ahí? Te ha mandado Adam para vigilarme?---

El no responde solo se acerca un poco más y mira fijamente mi vientre.

--- Si estoy apunto de explotar, Nathan dice que el bebé nacerá en los próximos días ---

Que chico más extraño pienso mientras trato de acomodarme.

--- Soy un cazador...---

--- Ah, vaya no había oído de hablar nunca antes de ello, bueno se lo que es cazar claro pero no sabía que era un trabajo dentro de la Manada ---

Pasamos un rato más hablando, bueno mejor dicho yo soy la que habla y el escucha. Desde cuando me he convertido yo en Megan!

—¿Creo que dijiste que eras un cazador?---

El otro alzó sus rápidos ojos color miel. Brillaban con una diversión inaccesible. Sin contestar, volvió a bajarlos para contemplar las pequeñas gotas de luz que se proyectaban a través de las hojas de los árboles, luego habló. Tenía una voz ronca.

—Vine aquí a cazar aquí —dijo.

—En ese caso —dijo Emily—, habrás oído hablar de mi manada, ya veo que eres de fuera la conoces?---

—La conozco... —respondió el otro.

— Yo y mi familia vivimos aquí—.

—¿Le importaría —continuó, usando un tono un poco más perentorio que hasta ahora—, escuchar una historia nueva y bastante notable sobre su pareja? Su desenlace no tiene más de unas horas. Es bastante corto.

Por la solidez de alguna broma oculta, esos ojos claros se burlaron de la necesidad de una respuesta definitiva.

—Sí —respondi —. La escucharé con gusto.

La impersonalidad de su voz podría haber pasado por un desfile de sofisticación, una renuencia a traicionar el interés. Pero los ojos insinuaban que el interés estaba vivo en otros lugares.

—Muy bien —dijo el joven.

Acercando su cuerpo un poco más al árbol, comenzó a hablar:

Vine aquí hace tres días, con la intención de quedarme una semana. Esperando a que se unieran más cazadores a mi partida de caza, pero a la vista está de que no llegaron.

Fue durante la cena, la noche de mi llegada, cuando noté por primera vez un cierto malestar en este lugar.

—Ayer —prosiguió el joven—, vino a verme uno de mis inquilinos. Es un hombre decente, que cultiva una franja de tierra fuera de los limites de la Manada, hacia el norte. Dijo que había perdido dos ovejas de una manera que no podía dar cuenta. Dijo que pensó que los había matado algún animal salvaje.

El joven hizo una pausa. La gravedad de sus modales fue realmente portentosa.

—¿Perros? —sugerí, con la timidez ligeramente condescendiente de quien tiene la probabilidad de su lado.
El joven meneó la cabeza juiciosamente.

—Este hombre ha visto a menudo ovejas atacadas por perros, que generalmente desgarran las patas traseras. Estas dos ovejas no. Les habían arrancado la garganta. No fueron mordidas. Ambas habían muerto al aire libre, no en un rincón, como suelen hacer los perros. Lo que sea que hizo eso es más fuerte y más astuto que un perro.

—¿No podría haber sido algo que se hubiera escapado de una colección de animales ambulantes?----

—No vienen a esta parte del país —respondió el joven—. No hay ferias.

Ambos nos quedamos en silencio por un momento. Fue difícil no mostrar más curiosidad que simpatía mientras esperaba otra revelación. Aún no entendía a donde quería llegar con este relato y menos que tenía que ver Adam en todos esto.

Habló de nuevo, pero con evidente desgano.

—Otro animal fue asesinado esta mañana temprano —dijo en voz baja—, en la Granja. Del mismo modo.

A falta de un comentario mejor, sugerí recorrer la zona.

—He recorrido el bosque —

—¿Y no encontraste nada?

—Nada. Excepto algunas huellas.

—¿Qué tipo de huellas?

Los ojos del joven se volvieron de repente más brillantes. Volvió la cabeza.

—Eran huellas de un hombre —dijo lentamente.

De nuevo un silencio.

—Me tomó mucho tiempo descubrirlo... Las personas que nacen con el tercer dedo más largo que el segundo se convierten en hombres lobo---

—¿Qué se supone que significa eso?--- en ese justo momento sentí un escalofrío recorrer mi columna, me moví un poco y vi el brillo de algo afiliado en la parte de atrás de su pantalón.

Ahora lo tenía claro, por eso no pude dar con su olor, el no era como nosotros, el debía de ser un humano y uno de los malos.

Porque por lo poco que estaba viendo había venido a matarnos, una sensación de desasosiego invadió mi corazón y si le había hecho algo a Adam? Y si estaba muerto.

Porque nadie me había hablado antes de los cazadores y como es que podían haber entrado en la Manada sin ser detectados.

--- No te hagas más preguntas, ya debes de haberte dado cuenta de todo... te voy a dar un regalo porque me has caído bien y no lo podrás contar claro, tenemos una bruja que nos ayuda con lo del aroma y a pasar desapercibidos---

Pido ayuda en mi mente, pero nadie me responde. Con esfuerzo me pongo en pie, por nada del mundo voy a morir hoy, y si lo hago voy a morir matando.

--- Nosotros no matamos animales así, no somos salvajes. Bueno algún desterrado quizás pero no hay ninguno cerca ---

--- Eso lo sé, pero es bueno expandir rumores para que más gente se una a la causa---

Maldito bastardo, tengo que ganar tiempo pero no sé cómo. Veo como saca una daga de su pantalón y se acerca a mí con una sonrisa maléfica en su rostro.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La debilidad del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora