Heredera de Slytherin ♡ Harry Potter - Draco Malfoy ♡ [2]

16. LA CULPA

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Selena corrió a su habitación, se dejó caer en la cama y se envolvió en las mantas, buscando consuelo en aquel refugio. Las emociones desbordaban en su interior, y se sentía profundamente traicionada. El dolor que le causaba la traición de Hermione era casi físico, una punzada que se concentraba en su pecho. Había confiado tanto en su amiga, creía que jamás sería capaz de actuar de manera tan cruel.

Mientras se acurrucaba en la oscuridad de las mantas, las preguntas resonaban en su mente. «¿Por qué no me preguntaste?» recordó cómo Hermione había ideado una trampa; habían usado la poción multijugos para que Potter se transformara en ella y así sacar información sobre la cámara secreta. Selena había descubierto lo que estaba oculto allí: un basilisco, una criatura aterradora que había sido la causa de todos los ataques. Si solamente Hermione hubiera sido honesta, podrían haber resuelto el misterio juntas.

Entonces, un golpe de culpa la asaltó. Había llamado a Hermione "perra", "traidora", "sangre sucia". Las palabras salieron de su boca como veneno, deseando causar daño, pero dentro de ella, un rayo de tristeza la hizo querer que su amiga comprendiera su dolor. En su mente, se libraba una batalla entre el rencor y la culpa, por lo que le habia dicho a Hermione, mientras las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.

Tracey Davis, su compañera de Slytherin, notó que algo no iba bien. Elevó la vista de su libro y se aproximó con cautela, una expresión de preocupación cruzando su rostro.

—¿Selena? —preguntó, su voz suave como un murmullo en la brisa, intentando no asustarla—. ¿Por qué lloras?

—No estoy llorando —balbució Selena, cubierta hasta la cabeza con las mantas, esforzándose por sonar convincente, aunque su voz temblaba.

Tracey soltó una risita, un sonido cálido que buscaba aliviar la tensión en la habitación.

—Vamos, puedes contarme—dijo, haciendo una pausa en la que se sentó en el borde de la cama, observándola con ternura en sus ojos—. Pero está bien sentirse mal a veces. Llorar está bien.