Heredera de Slytherin ♡ Harry Potter - Draco Malfoy ♡ [2]

3. UNA GRAN REVELACIÓN

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Selena se despertó sobresaltada en la mansión Malfoy, sintiendo una suave mano que la movía con delicadeza. Al abrir los ojos de golpe, se encontró con la mirada cálida de Narcissa Malfoy, quien la observaba con un aire maternal.

—Lo siento —murmuró Narcissa, retirando la mano rápidamente, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y ternura al ver la sorpresa en el rostro de Selena— No quise asustarte. Solo te traje el desayuno —dijo, esbozando una sonrisa que iluminó la habitación.

Selena parpadeó, aún aturdida, y desvió la mirada hacia la bandeja que Narcissa sostenía con gracia. El aroma del desayuno, cálido y reconfortante, la envolvió, haciéndola sonreír de inmediato.

—¿Puedo desayunar en la cama? —preguntó, soltando la frase con un tono algo más alto de lo previsto, sus ojos brillando de sorpresa y curiosidad.

—Claro —respondió Narcissa, riendo suavemente mientras se acomodaba en el borde de la cama— Es una mala costumbre que tenemos en casa. Siempre le llevo a Draco y Lucius su desayuno. Pensé que tú también querrías disfrutarlo.

—Desayunar en la cama suena divertido —dijo Selena, sintiendo que una cálida emoción invadía su pecho. Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro.

Narcissa la observó con un brillo de curiosidad en los ojos, inclinando ligeramente la cabeza, como si intentara comprender a la joven que tenía frente a ella.

—¿Nunca desayunas en la cama? —preguntó, su voz suave y casi juguetona, intentando esconder su sorpresa ante la respuesta de Selena.

—No —respondió Selena, encogiéndose de hombros de forma casual, como si esa simple respuesta pudiera encapsular toda su vida.

Narcissa sonrió nuevamente, un brillo de complicidad en sus ojos azules.

—Puedo traértelo los días que estés aquí —ofreció amablemente, su voz como un susurro que llenaba el aire de promesas y calidez.

—Sería lindo —murmuró Selena, sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban un poco más. Con cada intercambio, se sentía un poco más cómoda en la mansión, como si la calidez de Narcissa la envolviera en un manto de bienvenida.