capitulo 14

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Kat:

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Kat:

Un extraño pero agradable calor, roza la punta de mi nariz haciendo que sonría cuando un mechón de cabello se mueve y me hace cosquillas en el rostro. Dicha sensación se detienen un breve segundo y luego vuelve, con pausas lentas, de un segundo, antes de volver a rozar la punta de mi nariz.

La cabeza me duele muchísimo, pero me siento tan cómoda en este momento que me cuesta horrores moverme. Aún así obligo a mi cuerpo a obedecer y me remuevo un poco, sobre la superficie acolchonada en la cual me encuentro. Suavemente abro los ojos y enfoco la mirada pasando saliva, mi cuerpo se pone tan rígido como una tabla y me paralizo, mi pulso se dispara y cada músculo de mi cuerpo se congela, y no muevo ni uno solo de mis cabellos, paralizada observando la fuente de calor, que acariciaba mi rostro y que envuelve a la vez todo mi cuerpo, como un enorme manto térmico.

«Lev»

Sus ojos están cerrados, su cabeza levemente inclinada a un lado, el con mentón recayendo sobre su pecho. «Esta dormido» Tiene la espalda semi recostada al respaldo de la cama, y una de sus manos, descansa entrelazada con la mia, apoyada sobre su abdomen, y con su brazo libre me envuelve de forma cálida y protectora, como si así, pudiese asegurarse de que no desaparecere de un momento a otro. Trago saliva y lo observo, el cabello le cae sobre la frente, su pecho sube y baja con exhalaciones pausadas y cada que respira, su cálido aliento me acaricia el rostro.

No recuerdo nada de lo que paso ni cómo llegué aquí, ni... que donde exactamente aquí. Aunque admito que despertar junto a Lev y no junto a un extraño me hace sentir completamente segura de que sea lo que sea que me haya ocurrido, mi integridad está intacta.

Lentamente me aparto y libero mi mano de la suya, Lev deja salir un suspiro y con suavidad me deslizó sobre las suaves sabanas color plata, apartando a un lado las cobijas con la que cubro a Lev antes de levantarme.

Cuando al fin logro ponerme de pie, los observo desde la distancia, una de sus piernas cuelga de la cama y está completamente vestido. «Claro que está vestido Kat» Me regaño y casi blanquearía los ojos por mis propios pensamientos. Volteo la mirada recorriendo la Habitación y de pronto mi mirada se clava en el gran espejo al otro lado de la habitación.

Deslizó la mirada por mi propio reflejo y abro muy grande los ojos apartando la mirada del espejo para mirarme. Llevo una camiseta negra, que asumo es de Lev, es lo bastante larga como para cubrirme parte de los muslos. «Al menos hasta arriba de las rodillas» Tampoco traigo pantalones, estoy descalza y mi cabello luce como si un enjambre de avispas me hubiese atacado.

—No es lo que piensas pequeña.

La voz que proviene desde la cama me hace voltear de golpe soltando un jadeo al tiempo que salto en mi sitio.

—¡Cielo santo! Me asustaste.

Lo observo mientras me mira con sus penetres y ahora oscurecidos ojos azules, aún sin moverse y ladea un poco la cabeza, sigo el recorrido de sus ojos cuando me recorre los muslos y trago saliva sintiendo que la piel me arde con la forma en la que me mira. No es una mirada común, sus pupilas lucen oscuras y puedo ver los músculos de su mandíbula y como sus hombros lucen tensos cuando empuña las sabanas en su mano.

El Corazón del Mafioso © Libro#2 Serie "Almas Rebeladas." [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora