Lucía llegó a Buenos Aires, donde Pedro estaba realizando una serie de conciertos. Cuando salió del aeropuerto y lo vio esperándola, con una sonrisa que iluminaba su rostro, supo que había tomado la decisión correcta. Había querido vivir esta parte de su relación, estar con él en su mundo, y al menos por un tiempo, disfrutar de lo que significaba estar con Quevedo, no solo con Pedro.
Pasaron los siguientes días juntos, explorando la ciudad durante el día y asistiendo a los conciertos por la noche. Lucía lo veía en el escenario, admirando cómo se entregaba a su música y a sus fans, y al mismo tiempo sintiendo una mezcla de orgullo y vulnerabilidad. Estar cerca de él en esos momentos la hacía darse cuenta de lo grande que era su vida pública, pero también de lo pequeña que seguía siendo su burbuja privada juntos.
Una noche, después de uno de los conciertos más importantes de la gira, Pedro la tomó de la mano y la llevó a un rincón tranquilo del backstage.
—Gracias por venir —le dijo, besándola en la frente—. Significa mucho para mí que estés aquí.
Lucía sonrió, apoyando su cabeza en su pecho.
—Gracias por querer que forme parte de todo esto. Es increíble verte en tu mundo.
Pedro la abrazó más fuerte, sintiendo que por fin habían encontrado un espacio donde podían ser ellos mismos sin importar dónde estuvieran.
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Entres canciones y sueños (Quevedo)
FanfictionA veces para conseguir algo te tienes que arriesgar