13: la mañana después

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La luz suave de la mañana se filtraba por las cortinas cuando Lucía despertó. Al principio, no supo dónde estaba, pero luego sintió el brazo de Pedro alrededor de ella y recordó todo. Sonrió para sí misma, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo.

Se giró para ver a Pedro, que ya estaba despierto, mirándola con una sonrisa en el rostro.

—Buenos días —dijo él, su voz aún ronca por el sueño.

—Buenos días —respondió ella, sintiéndose extrañamente tímida, como si lo que había sucedido anoche fuera un sueño demasiado bueno para ser real.

Pedro acarició suavemente su rostro, apartando un mechón de su cabello.

—No tienes idea de cuánto he soñado con esto —confesó él.

Lucía sonrió, sintiendo el calor de sus palabras.

—Yo tampoco.

Se quedaron así, abrazados en la cama, disfrutando de la tranquilidad del momento. No había prisas, ni preocupaciones por lo que vendría después. Solo estaban ellos dos, en el presente, disfrutando de lo que habían construido juntos.

Finalmente, Pedro rompió el silencio, mirándola con seriedad.

—Sé que nuestra relación no va a ser fácil. Mi vida sigue siendo complicada, y habrá momentos en los que todo se sienta abrumador... pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que funcione. Quiero que estemos juntos, Lucía.

Lucía lo miró, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que su vida con Pedro no sería perfecta, pero también sabía que lo amaba, y que estaban dispuestos a luchar por lo que tenían.

—Yo también quiero eso, Pedro. Quiero estar contigo, sin importar lo que venga.

Y en ese momento, ambos supieron que, aunque el camino no sería fácil, estaban dispuestos a recorrerlo juntos.

Entres canciones y sueños (Quevedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora