El amor como el día en que nos conocimos - HEEJAKE

Capítulo 17

Heeseung nunca había estado tan nervioso en su vida. Se paseaba por la habitación como si cada paso fuera a determinar el destino del universo. Jake, recostado en la cama, lo miraba con una mezcla de diversión y cansancio.

—Heeseung, relájate... Solo estoy descansando, no me voy a romper —dijo Jake con una risa suave, acariciando su abultado vientre, que ya mostraba claramente los últimos días del embarazo.

Pero Heeseung no podía evitarlo. Era la primera vez que estaba presente en todo el proceso de ser papá, cuidando de Jake mientras esperaban la llegada de su hija. Aunque amaba profundamente a Niki, nunca había vivido esos primeros momentos con él. Todo esto era nuevo. Cada pequeño movimiento de Jake, cada suspiro, lo hacía saltar de su silla, preguntando si todo estaba bien, si necesitaba algo, si debía llamar a alguien.

—¿Tienes hambre? ¿Dolor? ¿Te traigo agua? ¿Y si te pongo más almohadas? —preguntaba, sin esperar respuesta mientras ya buscaba cómo acomodar a Jake mejor en la cama.

Jake, con una paciencia que parecía infinita, negó con la cabeza, sonriendo.

—Todo está bien, amor. Solo quedan unos días... Tranquilo, Heeseung.

Pero Heeseung no podía dejar de preocuparse. Sabía que pronto, en cuestión de días, tendrían a Shuhua en sus brazos, y solo la idea de verla por primera vez le hacía un nudo en la garganta. Imaginaba sus pequeños ojos mirándolo, su sonrisa, la suavidad de su piel... y las lágrimas de emoción le brotaban solo de pensarlo. Quería que todo fuera perfecto, quería ser el padre que no había podido ser desde el principio con Niki. Esta vez, no se perdería un solo momento, el problema es que tenía una empresa y también tenía que cuidar de ella.

Heeseung estaba absorto en los documentos que tenía frente a él. La pantalla de su computadora brillaba con cifras interminables, pero su mente apenas las procesaba. Desde hacía días, lo único que ocupaba su mente era el nacimiento de su hija. Sabía que el momento se acercaba, pero aún no estaba preparado para lo que iba a suceder.

Su padre, Taemin, no había tardado en notarlo. Aunque no era el tipo de hombre que se detenía para hablar de sentimientos o emociones, había tenido una conversación con su hijo días atrás, en su oficina, donde le dio algunos consejos sobre cómo mantenerse sereno en momentos de tensión. Taemin no era exactamente cálido, pero había logrado calmar a Heeseung, recordándole que, aunque las emociones a veces nos nublen el juicio, debía estar preparado para cualquier situación. Después de todo, no podía descuidar la empresa que ya formaba parte de su responsabilidad.

—No puedes estar con la cabeza en otro lado todo el día, Heeseung —le había dicho Taemin con su tono inmutable—. Tienes una familia que depende de ti y una empresa que necesita que la guíes. Controla tus emociones, ser padre no es excusa para perder el enfoque.

A pesar de su frialdad, Heeseung sabía que su padre lo estaba apoyando a su manera. Era un hombre difícil, pero su respeto por la "sangre Lee" en su nieto, Niki, le había suavizado un poco el carácter. A veces, incluso le sorprendía ver a Taemin hablando con Niki, como si el chico fuera el heredero perfecto.

Sin embargo, por más que Heeseung intentaba seguir los consejos de su padre, su mente siempre volvía a Jake y al bebé que estaba por nacer. No podía apartar la imagen de su hija en su mente, y se sentía frustrado por no poder estar a su lado cada segundo.

El sonido repentino de su teléfono lo sacó de su concentración. Lo tomó con rapidez, viendo en la pantalla el nombre de Jungwon. Su estómago se tensó; algo le decía que esa llamada no era casual.

—¡Heeseung! —la voz de Jungwon sonaba agitada—. ¡Jake está en trabajo de parto! ¡La bebé viene en camino, tienes que venir ahora!

Heeseung sintió como si el mundo se detuviera por un segundo. Se quedó paralizado, procesando las palabras. Jake. Trabajo de parto. La bebé. Sin perder más tiempo, se levantó de su silla, derribando algunos papeles al suelo, y salió corriendo hacia la puerta.