Capítulo 1

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La entrada a JeonSeven, una de las empresas más renombradas en Australia, imponía respeto desde el primer momento. Las puertas de cristal, limpias y relucientes se abrieron sin esfuerzo al detectar la presencia de Jake. El mármol del suelo reflejaba la luz natural que se colaba a través de las ventanas panorámicas, llenando el espacio de una frescura moderna y elegante.

El recibidor, minimalista, pero con un toque de calidez gracias a las plantas estratégicamente colocadas, albergaba el mismo mostrador de madera oscura que Jake ya conocía bien. En el centro, la placa metálica con el nombre de la compañía brillaba bajo las luces. Detrás del mostrador, Chaewon, siempre impecable en su atuendo negro, levantó la vista y sonrió en cuanto lo vio llegar.

—Hola, señor Sim, ¿cómo amaneció hoy? —lo saludó, como si fuera parte de un ritual entre ambos.

Jake sonrió suavemente, mostrando esa mezcla de confianza y cercanía que hacía que la gente se sintiera cómoda con él.

—No me digas así, ya te dije que solo Jake.

Chaewon dejó escapar una ligera risa, corrigiéndose de inmediato.

—Bien, Jake. El jefe lo espera. Al parecer, son buenas noticias.

—Eso espero —contestó, con un aire casual—. Gracias, Chaewon.

Con una pequeña inclinación de cabeza, se despidió de ella antes de caminar hacia el ascensor. Su camisa blanca de cuello abierto resaltaba la sencillez y el encanto natural de su estilo, mientras su cabello, peinado de forma impecable pero desenfadada, le daba ese toque de elegancia despreocupada.

El eco suave de sus pasos llenaba el recibidor, pero Jake ya no prestaba atención a los detalles del entorno. Su mente estaba en la reunión que le esperaba en la oficina del jefe. No había recibido más detalles, pero la mención de "buenas noticias" había logrado que su curiosidad despertara.

Frente a él, el ascensor llegó con un suave "ding". Las puertas se abrieron y Jake se adentró en el interior de la cabina, preparándose mentalmente para lo que vendría a continuación.

Dentro del ascensor, su reflejo en las paredes metálicas le devolvía una imagen tranquila, aunque por dentro su mente ya comenzaba a especular...

Cuando Jake llegó a la oficina de su jefe, dueño del conglomerado JeonSeven, el imponente Jeon Jungkook, sintió una ligera tensión en el aire. A pesar de la familiaridad que había entre ambos, la formalidad nunca faltaba en situaciones como esta.

—Adelante —dijo Jungkook, y Jake entró inmediatamente, enderezándose por reflejo al escuchar la voz.

—Señor Sim, por favor, siéntese —dijo su jefe con la cortesía habitual, siempre con ese tono suave pero firme que lo caracterizaba.

Jake tomó asiento, intentando mantener la calma mientras se acomodaba en la silla de cuero frente al escritorio.

—Chaewon me dijo que tiene una noticia para mí —comentó Jake, deseando ir directo al punto. La curiosidad lo carcomía, pero algo en el ambiente lo inquietaba.

Jungkook esbozó una sonrisa, inclinándose ligeramente hacia adelante, como si compartiera un secreto.

—Por supuesto. Verás, una de las extensiones de JeonSeven ha logrado captar la atención de una de las empresas más grandes de Corea. Sin exagerar, aquí entre nos, es la más grande del país.

Jake sintió cómo el aire en la habitación parecía volverse más denso. Sabía lo que venía.

—La familia Lee, por supuesto. Sé sobre ellos —respondió, tratando de mantener un tono neutral, aunque por dentro algo se quebraba al mencionar ese apellido. Vulnerabilidad y dolor se entrelazaban con los recuerdos que nunca había logrado enterrar del todo.

El amor como el día en que nos conocimos - HEEJAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora