Capítulo 15

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Niki estaba asustado, el corazón le latía con fuerza mientras miraba a su alrededor. La oscuridad era casi total, y apenas podía distinguir sus propias manos atadas con una soga que le lastimaba las muñecas. ¿Cómo había llegado hasta allí? Su mente trataba de recordar, pero todo lo que podía pensar era en el momento en que Felix y Hyunjin lo dejaron en el colegio. El portero lo había llamado, diciendo que una mujer lo buscaba. Al principio, había dudado. Pero cuando vio a la chica, una de las que hacían baile callejero, se sintió aliviado. Ella era fabulosa, siempre tenía una energía contagiosa. No pensó que podría hacerle daño. Sin embargo, después de eso, su memoria se volvía borrosa. ¿Qué había sucedido?

Mientras luchaba por comprender su situación, la puerta del lugar chirrió y se abrió lentamente. La mujer que lo había llevado allí apareció, y Niki sintió que su estómago se retorcía.

—Escucha, mocoso —comenzó, su voz era fría y autoritaria—. Esto no se trata de mí. No tengo ningún problema contigo, ni siquiera te conozco. Pero al parecer tu cabeza sí vale mucho. Una mujer anda muy interesada en ti, así que estarás aquí hasta que ella dé la orden. Dudo mucho que le hayas hecho algo, pero probablemente tus padres tengan algo que ver.

Niki sintió un nudo en la garganta.

—Mis papás nunca harían nada malo —dijo, la tristeza evidente en su voz. No los había visto durante horas, y la angustia lo invadía.

—Quizás no directamente —respondió la mujer, encogiéndose de hombros—. Pero han hecho amargar a alguien, al parecer. Yo no sé nada, solo cumplo con mi parte del trato. Solo te tendré conmigo un rato más, después no seré yo quien se haga cargo.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Tenía miedo, miedo de no volver a ver a sus padres, miedo de que estuvieran tristes por su culpa. Todo había sucedido tan rápido, y ahora se daba cuenta de que había confiado en una desconocida, un error que lo había llevado a esta pesadilla.

Mientras intentaba contener el llanto, la mujer recibió una llamada. Sus palabras eran cortas y secas, como si tratara de ocultar algo.

—Sí. Por supuesto. ¿Ahora? Bien, estaré ahí en un momento. Sí, el niño está vivo.

Niki sintió que su corazón se paraba un instante. ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué lo habían elegido a él? La mujer colgó y se acercó de nuevo a donde estaba él, con una mirada que parecía contener más de lo que quería decir.

—Es hora —dijo, y Niki sintió un escalofrío recorrer su espalda. La mujer lo desató de la silla, pero en lugar de liberarlo, lo arrastró hacia afuera.

Niki fue trasladado en un vehículo a una zona que parecía inhabitable. El paisaje era desolador, y había una casa en medio de la nada, como si fuera un lugar olvidado por el tiempo. Un hombre lo cargó sin esfuerzo, como si no pesara nada, y lo llevó al interior de la casa.

—Señora, el chico está aquí —dijo el hombre, dirigiéndose a una mujer cubierta con una capa negra que le llegaba hasta los pies. Ella se giró apenas el hombre habló, y Niki notó que estaba embarazada.

—Está bien, átalo a esa columna —ordenó con una voz autoritaria, y el hombre no dudó en cumplir. Niki sintió cómo sus pies eran arrastrados y cómo lo ataban nuevamente, esta vez a una columna fría y dura.

—Bien, ahora sí te puedes retirar —dijo la mujer, y se quedó en silencio hasta que el hombre se fue, dejando a Niki completamente solo en la penumbra de la habitación.

—Así que tú eres el hijo del bastardo de Jake —dijo ella, con sorna en su voz—. Al parecer, él no sabe ni siquiera hacer que sus hijos valgan la pena.

El amor como el día en que nos conocimos - HEEJAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora