[3] New York

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Todos viajamos a la ciudad de New York para ir tras Dom. Me ubiera agradado más haber viajado a mi estilo y no en un camión de pescado.

— ¿Alguien me recuerda por que viajamos así? — se quejo Román —.

— Por que Dom robo el ojo de dios debemos mantenernos fuera de radar — le explico Tej —.

Luego de unos minutos nos detuvimos, Tej y Román se encargaron abrir la puerta y el edor a pesado se hizo más fuerte.

— Antes de que me vomité encima déjame preguntarte algo ¿Qué carajos hacemos aquí?

— Es una buena pregunta Román. Te mostraré — le dijo Junior —.

Las puertas se abrieron para que pudiéramos contemplar  una gran variedad de autos qué para ser honesta me dejo impresionada.

— Bienvenidos a nuestra nueva base de operaciones.

— ¿No? ¿Encerio, donde carajos estamos? — preguntó Letty —.

— Estamos en el cielo — dijo Tej —.

— Es la cochera de la agencia, la llaman la juguetera — dijo Hobbs —.

— Pues yo me muero por jugar — dije —.

— Aquí traemos cada vehículo embargado de narcotraficante en la costa este.

— Pues que buen gusto.

— Ahora el señor Don Nadie dijo que si queremos atrapar a Dom — se giró para vernos — tendremos que ser muy rápidos.

— No me digas — dije con sarcasmo —.

— Esto servirá — Shaw se acercó a una camioneta blindada —.

— Es un tanque de 750 caballos de fuerza, motor duramax b 8 de 6.6 litros con una estación de armas m 153 operada, control remoto en el techo.

— Oigan no le quitaron esto a un Dealer.

— No, eso lo presto nuestro ejercicio.

— El ejercicio desarrolla maquina que se operan a un kilómetro de distancia pero que los soldado estén a salvo y vivos — sin duda Tej ya encontró el amor — por suerte tiene un asiento de respaldo para los que nos gusta tomar el control.

— Todo este tiempo me he preguntado si esta cosa cabría en el ballet de un restaurante.

— Nadie tendrá el control de esto — Junior llego a arruinar la diversión — No sale a las calles de la ciudad.

En ese momento toda la atención de Román se fue a un lamborgini anaranjado que se aproximaba.

— El amor de mi vida.

— ¿Otra vez? No, no. Es un auto de un millón de dólares la idea es no llamar la atención.

— Es psicología inversa, Dom no se lo imaginaria.

— Yo no diría eso.

— Es anaranjado neón, lo verían desde la estación espacial. Ve a elegir algo no tan llamativo.

— Esto es ridículo ¡Oye amigo! Bájame eso, es un regalo, regalo navideño de santa negro.

— No puede ser — Junior se dio por vencido y se fue —.

Yo me diriji a dar un paseo por el lugar analizando cada vehículo perfecto, para ir tras Dom no solo tenía que ser rapida si no también inteligente y estratega para poder llegar a el.

— ¿Qué haces? — Junior llego a interrumpir mi momento de paz —.

— Estoy poniendole moñitos rosas — le dije con sarcasmo — que no ves.

A Dangerous Love || Pequeño Don NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora