[12] Juntos

859 85 1
                                    

Había salido temprano de mi departamento para hacer algunas compras. El sol aún no había salido completamente, y las calles estaban tranquilas. Me gustaba esta hora del día, cuando todo parecía más pacífico.

Mientras caminaba por la calle, escuché a unos hombres hablando en voz baja en una esquina. Su conversación captó mi atención.

— La carrera de este fin de semana va a ser intensa — dijo uno de ellos.

— Sí, he oído que van a participar algunos de los mejores conductores del país — respondió otro.

Me detuve en seco. Una carrera? Eso era algo que no podía perderme.

Me acerqué un poco más, tratando de escuchar más sin llamar la atención.

— ¿Dónde es la carrera? — preguntó otro hombre.

— En el circuito de fuera de la ciudad — respondió el primero. — Va a ser una noche emocionante.

Me sentí un escalofrío de emoción. Tenía que ir a esa carrera.

Regresé a mi departamento y busqué información sobre la carrera en línea. Era una carrera clandestina, sin regulaciones ni seguridad. Exactamente lo que me gustaba.

Llamé a Scott y le dejé un mensaje.

— Scott, necesito que me acompañes a una carrera esta noche — dije. — Es clandestina, pero va a ser emocionante.

Sabía que Scott no podría resistirse a la oportunidad.

Me vestí con ropa cómoda y me preparé para la noche. La adrenalina ya estaba corriendo por mis venas.

Esta noche iba a ser intensa. Y yo estaba lista.

Scott llegó a mi departamento con una expresión seria.

— Daphne, no creo que sea una buena idea ir a una carrera ilegal — dijo, antes de que pudiera siquiera saludarlo.

Me reí y me acerqué a él.

— Vamos, Scott — dije, tomándolo del brazo. — Será divertido. La velocidad es lo que me hace sentir viva.

Scott me miró con escepticismo.

— No es solo la velocidad — dijo. — Es la seguridad. No sabemos qué tipo de personas estarán allí.

Me encogí de hombros.

— Eso es parte de la emoción — dije, sonriendo. — Además, soy una agente entrenada. Puedo cuidarme.

Scott suspiró, pero podía ver la curiosidad en sus ojos.

— ¿Qué es lo que te gusta tanto de la velocidad? — preguntó.

Me pensé por un momento.

— Es la sensación de libertad — dije. — Cuando estoy conduciendo a toda velocidad, nada más importa. Solo el momento.

Scott me miró y sonrió.

— Entiendo — dijo. — Creo que tengo que experimentar eso por mí mismo.

Me reí y lo abracé.

— ¡Genial! — dije. — Vamos a hacerlo.

Scott se rió y me tomó la mano.

— Pero prométeme que serás cuidadosa — dijo.

Le prometí que lo sería, y nos dirigimos hacia el circuito de carreras.

Mientras conducíamos, podía sentir la emoción creciendo dentro de mí. La velocidad corría por mis venas, y sabía que esta noche iba a ser inolvidable.

A Dangerous Love || Pequeño Don NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora