[15] Ibiza

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Después de la cena, mi hermano Brian y su esposa nos invitaron a quedarnos en su casa por un par de días más.

— ¿Por qué no se quedan? — dijo Brian. — Tenemos espacio de sobra.

Scott y yo nos miramos y no pudimos negarnos. La hospitalidad de Brian y su esposa era irresistible.

— Gracias, Brian — dije. — Nos encantaría quedarnos.

Scott asintió.

— Sí, gracias — dijo.

Al día siguiente, después del desayuno, Brian y yo nos sentamos en el porche para charlar.

— ¿Cómo estás, hermanita? — preguntó Brian.

Me reí.

— Estoy bien — dije. — ¿Y tú?

Brian sonrió.

— Estoy bien también — dijo. — Me alegra verte feliz.

Me sentí emocionada.

— Gracias, Brian — dije. — Significa mucho para mí.

Brian se inclinó hacia adelante.

— ¿Y Scott? — preguntó. — ¿Es alguien especial?

Me reí.

— Sí — dije. — Lo es.

Brian sonrió.

— Me alegra — dijo. — Te mereces alguien que te haga feliz.

Nos sentamos en silencio por un momento, disfrutando del sol y la compañía del otro.

— Recuerdo cuando éramos niños — dijo Brian. — ¿Te acuerdas de cuando nos peleábamos por tonterías?

Me reí.

— Sí — dije. — Me acuerdo.

Brian se rió.

— Buenos tiempos — dijo.

Me sentí nostalgia.

— Sí — dije. — Buenos tiempos.

Pasamos un rato más hablando y riendo juntos. Fue un momento especial, solo entre hermanos.

Después de un rato, Scott se unió a nosotros y nos sugirió ir al parque, como habíamos planeado el día anterior.

— ¿Estás lista? — preguntó.

Me reí.

— Sí — dije. — Estoy lista.

Y con eso, nos fuimos al parque, listos para pasar un día emocionante juntos.


.....



Después de pasar unos días maravillosos con mi hermano, sobrinos y cuñada, llegó el momento de decir adiós y continuar nuestro viaje. Scott y yo estábamos emocionados de ir a Ibiza, España.

— Me alegra haber podido pasar tiempo con mi familia — dije mientras íbamos al aeropuerto.

Scott sonrió.

— A mi también me alegra — dijo. — Pero ahora es nuestro turno de disfrutar de nuestro viaje.

Llegamos al aeropuerto y facturamos nuestro equipaje. Pasamos por seguridad y nos dirigimos a la puerta de embarque.

— Estoy emocionada de ir a Ibiza — dije.

Scott se rió.

— Yo también — dijo. — He oído que es un lugar increíble.

Subimos al avión y nos acomodamos en nuestros asientos. El vuelo fue largo, pero la emoción de llegar a nuestro destino nos mantuvo entretenidos.

— ¿Qué vamos a hacer primero en Ibiza? — pregunté.

Scott sonrió.

— Quiero explorar la ciudad, ir a la playa y disfrutar de la vida nocturna — dijo.

Me reí.

— Suena perfecto — dije.

Después de un vuelo de varias horas, finalmente llegamos a Ibiza. Recogimos nuestro equipaje y nos dirigimos a nuestro hotel.

— ¡Estamos aquí! — dije, emocionada.

Scott sonrió.

— Sí, estamos aquí — dijo.

Nos registramos en el hotel y salimos a explorar la ciudad. La arquitectura blanca y las calles empedradas eran preciosas.

— Esto es increíble — dije.

Scott se rió.

— Te dije que sería genial — dijo.

Pasamos el resto del día explorando la ciudad, disfrutando de la comida local y relajándonos en la playa.

— Esto es el paraíso — dije, mientras veíamos el atardecer.

Scott me abrazó.

— Estoy feliz de estar aquí contigo — dijo.

Me sentí emocionada.

— Yo también estoy feliz — dije.

Y con eso, comenzamos nuestra aventura en Ibiza, listos para disfrutar de cada momento juntos.

A Dangerous Love || Pequeño Don NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora