Capítulo 12: Toda historia puede cambiar.

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¿Dónde me encuentro, que sucedió?, ¿Qué hago en esta habitación?. 

Reinare se encontraba bastante desconcertada por su entorno, y no era para menos, después de todo, una simple mazmorra había sido su hogar desde que había sido raptada y encarcelada por los ángeles caídos rebeldes de Cocabiel. Había permanecido en ese lugar durante algún tiempo,  y lo que había visto, era sin duda alguna, lo más enfermizo y despiadado que una persona podría hacer. Pero es que, frente a sus ojos, no había rastro de personas, más  bien, lo que ella veía, eran monstruos, monstruos disfrazados de personas. El visualizar, como Cocabiel y sus cómplices, daban fin a la vida de personas inocentes, sin una pizca de piedad en sus almas, la hacía hervir de ira, el observar aquellas escenas de como adultos, señoras, jóvenes, niños, eran empalados sin remordimiento alguno, como simples marionetas, la había hecho llorar, por que ella sabía que algunos humanos, buenos y bondadosos, no merecían la peor pena, ellos merecían vivir felices, en paz, toda esa situación le había dejado una fuerte contusión cerebral. Cocabiel se había dado cuenta de ello, por lo que, junto con sus soldados, me habían torturado mentalmente por meses, y el por que, fácil, era la hija del gran líder de los caídos, Azazel. Cocabiel lo sabía, sabía que con ella, siendo torturada y asesinada, sería un gran golpe para su padre, pero no, el tenía otros planes, en los cuales, Reinaré salía como la protagonista. Así que la usó para su propio beneficio. 

Utilizando un viejo libro de sellos, y su propia debilidad mental, provocó que una nueva conciencia brotara en el ser de Reinaré. En aquel momento lo había sentido, era un aura asquerosa, llena de maldad y sed de sangre, era la nueva Reinaré.

Ahora, con su nueva conciencia reinando en su cuerpo, ella no podía hacer nada, la habían sellado dentro de su subconsciente, quizá, para siempre, no lo sabía con exactitud, pero podía esperar cualquier cosa del despreciable caído de 6 pares de alas.

Con ella encarcelada en su propio cuerpo, el tiempo había pasado, no sabía que día era, pero lo que si sabía, era que ella, o más bien, la conciencia que controlaba su cuerpo, había asesinado cruelmente a muchas personas, específicamente del público masculino. Por medio de sus encantos, los hacía caer ante ella, para luego, acabar con sus vidas de manera sorpresiva. Realmente, ya no esperaba nada, toda esperanza que esta había tenido, se había desvanecido, la única pregunta que se mantenía en sí misma, era el como estarían sus padres emocionalmente, era un hecho que ella amaba a su familia, después de todo, ellos la habían criado con mucho amor y cariño, especialmente su padre, el cual, desde pequeña, le había impartido sus conocimientos, centrados en las estrategias de combate, en lo cual, había resultado ser bastante buena, al igual que en la magia y el combate cuerpo a cuerpo. Pero, el campo en donde más le había enseñado, era en el de sus virtudes, siendo estas, la valentía, la determinación, la paciencia, y la más importante, el amor por la vida. 

Pero, de que servía ahora, iba a perecer, perecería en su propio cuerpo. Se estaba desvaneciendo en su subconsciente, estaba segura de que su final pronto llegaría, estaba perdida. 

De repente, lo escucho, una voz, tan imponente, pero al mismo tiempo, tan tranquilizadora que la hizo sentir cálida nuevamente.

Si mi suposición es correcta, lo siento por esto Reinaré, dolerá un poco, pero no te preocupes, todo estará bien. 

Esa voz, le recordaba a su padre, no sabía el por qué, pero la sentía tan familiar y con mucha seguridad en sus palabras. 

En ese instante fue cuando lo sintió, un dolor punzante envolviendo todo su ser. 

Eso había sido lo último que recordaba, y, mientras mantenía sus ojos entrecerrados en este  nuevo entorno donde se encontraba, se percató.

"Dios mío, soy yo, ¡soy yo, mi cuerpo, estoy de vuelta en mi cuerpo!".

Yo En High School DXD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora