Pov Marielle.
Es la segunda mañana que me despierto en una habitación, casa y ambiente diferente. También es el primer lunes despertandome a las seis para poder llegar a tiempo al instituto, los Carter tenían que vivir en los típicos barrios pijos que están a treinta minutos de la ciudad.
Gente rara.
Con las pocas ganas que tenía me levanté y fui directamente al baño que tenía dentro de la habitación. Salí treinta minutos después vestida, duchada y peinada.
Bajé a la cocina y allí encontré a mamá preparando panqueques mientras hablaba con Liam, este estaba sentado en la barra bebiendo café.
Su pelo estaba desordenado y seguía con el pijama puesto, aunque digo pijama por decir porque lo único que llevaba puesto eran unos pantalones cortos de chándal y una camiseta de tirantes pegada a su musculoso cuerpo.
-Buenos días Marielle -La voz de mamá me hizo sobresaltar, la miré y sonreí.
-Buenos días -respondí y me senté al lado de Liam —¿No trabajas hoy?
-Me cogí el día libre porque Seteven y yo vamos a estar fuera por el resto del día.
-¿De qué trabajas? -preguntó Liam.
Mamá dejó dos platos con panqueques delante nuestro y después lo miró con una sonrisa.
-Soy enfermera.
-Ah -asintió -Tampoco pasarás mucho tiempo en casa, ¿no?
-Obvio que no -murmuré yo y ambos me miraron -¿Qué? Es la verdad, siempre tienes guardias.
-Pero es lo que hay, tengo que trabajar -explicó ella.
-Papá también se la pasa trabajando afuera, hasta me sorprende verlo en casa.
-Parece que esto de mudarnos es una trampa -hablé -Si es que al final solo somos Liam y yo en esta casa mientras vosotros dos vivís vuestro romance y trabajáis sin parar. Podría estar ahora mismo viviendo en mi casa.
-Mira, algo que dice y que me parece bien -dijo Liam señalandome con la cabeza -Tiene razón tu hija, no somos amigos ni nada que se le parezca.
Mamá bufó cansada y apoyó sus dos manos sobre la barra.
-Solo llevamos tres días en la misma casa, tened paciencia por favor.
-¿Paciencia? -inquirí incrédula.
-¿Qué estamos esperando? ¿Un regalo sorpresa?
-No y no -insistió mamá -No es ningún regalo, me refiero a que tenéis que tener paciencia y pronto os va a gustar esto.
-Claro -murmuré.
-Sé que todo os tomó por sorpresa y que no hemos pedido vuestra opinión en ningún momento pero pensad que pronto os iréis a hacer vuestras propias vidas e ireis a la universidad. Dejadnos a nosotros disfrutar de lo que nunca hemos podido tener, cuando os enamoréis entenderéis lo que estoy diciendo -posó su mirada en mí -Y no cuenta Matteo, ese es un capullo que te tomó por tonta.
Liam reprimió una risa y yo casi me atraganto con el trozo de panqueque.
-¿Quién te lo ha dicho?
-Te escuché hablar con tus amigas por la noche, pero ese no es el caso, tienes que olvidarte de él y ya está.
-Eh... bueno -murmuré mientras me levantaba -Me voy ya.
-Pero si falta más de una hora para que empiecen las clases.
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¿Te odio?
RomansaQuién te diría que la persona que más detestas en tu día a día empezarás a verlo de una manera diferente. Las cosas no siempre acaban siendo lo que te esperas, entonces, me pregunté... ¿Realmente lo odio?