"I'LL TAKE CARE OF YOU... LATER"

53 3 0
                                    

Estabas tranquilamente tomando tu café matutino, cuando Rogers se presentó en la cocina con la maldita camisa. Había empezado a usarla desde que Natasha se la regaló el día de su cumpleaños, el cuál había sido recientemente.

No sabrías decir si aquel regalo había sido una bendición, una tortura o una mezcla de ambas. La opción más acertada sería esta última, ya que tenías que verlo con ella puesta la mayoría de los días sin poder hacer nada más que imaginar cómo sería si te dejara que se la quitases.

La Viuda Negra no era idiota, sabía perfectamente que la talla de esa camisa no correspondía con la complexión de Steve. Aun así se la regaló igualmente, y el de alguna manera que no lograste comprender, lograba ponérsela sin romperla en el proceso. 

La tela de la prenda se apretaba en los lugares adecuados, resaltando la curvatura de sus brazos y sus abultados bíceps. La parte delantera se cerraba mediante una hilera de botones, de los cuáles siempre dejaba sin abrochar el que estaba más arriba. Cuando cruzaba los brazos, esa zona se adhería a su pecho, dejando poco a la imaginación.

Todos esos factores no ayudaban a que te concentraras en absoluto en nada de lo que tenía que ver con las misiones, pero ¿Sabes qué era lo peor? El color. Natasha le había regalado una puta camisa color azul claro, de un tono parecido al de sus ojos, de esa forma cuando te miraba hacía que sus ojos se vieran más azules de lo que ya eran.

"Tengo que concentrarme" pensaste tratando de centrarte en la pantalla de la sala de operaciones "Esto es importante"

-Sabemos que lo tienen retenido en este zona -estaba explicando Tony, señaló una planta petrolífera abandonada- a unos quince kilómetros de aquí -miró su reloj- si utilizamos el Quinjet llegaríamos en diez minutos

-Vamos a rescatar a ese crío -ordenó Rogers mirándolos a todos uno por uno- poneros los trajes, salimos en cinco minutos. Podéis iros

Los miembros del equipo fueron saliendo del lugar al igual que tu, pero su voz autoritaria hizo que te detuvieras. 

-Todos menos tú, Snákur -te llamó- tenemos que hablar

Cuando los demás abandonaron la sala, Steve se apoyó sobre la mesa y cruzó los brazos sobre el pecho. Alzó la vista para mirarte, lo cuál fue suficiente para sentir una conocida presión en la parte baja de tu columna vertebral.

-¿Desde cuándo sabes islandés? -preguntaste con curiosidad-

-Desde anoche -respondió- aprendí un par de palabras que podrían ser útiles

-¿Y crees que serpiente (Snákur) podría serlo?

-Dado que puedes transformarte en una, si lo creo -rebatió mirándote con atención- últimamente te he notado un poco distraída, distante incluso -apoyó las manos a ambos lados de la mesa- sea lo que sea lo que te pase, sabes que puedes contármelo

"No he estado distraída, Steve" pensaste "Si tan solo dejaras de ponerte esa estúpida camisa..." "Quítatela, o mejor aún, deja que te la quite yo"

-Lo sé -sacudiste la cabeza volviendo al presente- no pasa nada, estoy bien

El te miró tratando de encontrar la respuesta en tu rostro. Fue entonces cuando supiste que el sabía que le estabas ocultando algo. Rogers era condenadamente bueno para calar a las personas y sus emociones.

-De acuerdo -intervino levantándose de la mesa- si no tienes nada más que decir, entonces te agradecería que me echaras una mano para organizar el equipo en el Quinjet -dijo- cada vez es más difícil encontrar las cosas en el interior de ese pájaro...

-En realidad -interrumpiste suavemente- si que hay algo que quiero decirte -te sonrojaste con fuerza, no era fácil decir aquello y menos cuando te miraba como lo estaba haciendo- 

El se giró de nuevo hacia ti y volvió a su posición inicial : sentado sobre la esquina de la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho, y sus iris azules puestos en ti.

-Te escucho -afirmó expectante-

-Yo... -tragaste saliva nerviosamente- la razón por la que no he podido concentrarme como es debido durante estas últimas semanas -apretaste los labios antes de soltarlo rápidamente, como quién despega una tirita de la piel- es por ti

El alzó las cejas, mientras seguía observándote. Su postura se volvió más rígida, prueba de que estaba a la espera de que añadieras algo más.

-Explícate, por favor -pidió, su voz casi era un susurro- 

-Es culpa de Natasha, ella... -sacudiste la cabeza- no sé porqué cojones tuvo que regalarte esa camisa, no me deja pensar con claridad.

-Es boca -te reprendió por el lenguaje que habías utilizado, antes de esbozar una sonrisa divertida que alzó las comisuras de boca- ¿Qué propones?

-No te la pongas más, por favor -pediste- de hecho no te pongas camisas, ¿Qué tal si pruebas las camisetas? No eso sería incluso peor... 

Comenzaste a despotricar frente a el, todo mientras este sonreía sin despegar la mirada de ti. En uno de esos momento caminó lentamente hacia ti. Tu respiración se volvió errática al tenerle tan cerca. El tono de sus ojos era incluso más bonito desde esa distancia. 

-Creo que el problema no es la ropa que me ponga, chica serpiente -susurró enredando un mechón de tu pelo rizado en su índice- te gusto, y no sabes cómo gestionarlo 

-No es verdad -murmuraste tratando de negar lo evidente-

-Que lo niegues solo me lo confirma -respondió colocando el mechón tras tu oreja, a la par que se acercaba a ella para susurrar- si tanto te gustan mis camisas puedo dejar que me las quites todas -dijo pasando las yemas de los dedos por tu brazo, tu piel se erizaba a medida que su piel rozaba la tuya- todas. y. cada .una - enumeró-

Te preguntaste dónde estaba el Steve Rogers tímido que mostraba ante todo el mundo, y de dónde había salido esa versión que era todo lo contrario. No te importaba, siempre que fuera para quedarse.

Te volvía loca la facilidad que tenía para pasar de inocente a malicioso en cuestión de segundos.

-Steve... -suspiraste al notar como entrelazaba los dedos de su mano con los tuyos- 

-Ya estás suplicando y todavía no te he tocado -sonrió- me gustaría quedarme aquí contigo y que me contaras todas las fantasías que has tenido sobre mi -dijo- pero ahora tenemos que irnos -susurró dándote un suave beso en la mejilla- tenemos una misión que cumplir -se colocó el escudo tras la espalda- me encargaré de ti más tarde


One Shots : Marvel (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora