14. Confessions

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Al día siguiente desperté por el sonido de la campana, era John B ejecutando el mismo patrón que nuestro padre usaba para que el vuelva

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Al día siguiente desperté por el sonido de la campana, era John B ejecutando el mismo patrón que nuestro padre usaba para que el vuelva. El rubio me tenía encerrada en sus brazos y una pierna suya, traté de seguir durmiendo pero el pesado de mi hermano no paraba de tocar la campana. Le saque la almohada a JJ y me tape la cara con esta.

—Dormí como un bebé– hablo el rubio bostezando y yo destape mi cara para ver su perfecta hila de dientes luciendose.

—Aja, con almohada ¿Quien no?– me queje escondiendo mi rostro en su cuello mientras el acariciaba mi cabello.

—¡Por fin despiertan!– apareció John B de la nada.

—Creo que te encargaste de despertar a toda la isla con esas campanas.

—Era la idea– dijo obvio el castaño mientras yo me levantaba.

—¿Donde esta Benjamin?– pregunté acomodando el vestido con el cual dormí super incomoda.

—Había algo en la cara del tipo, "Sin rencores, hermano" ¿Me entienden?– me ignoró olímpicamente el castaño y yo me dirigí hacia adentro.

—"Sin rencores" es difícil no tenerle rencor por eso– apaño el rubio y yo rode los ojos.

—Esa mirada, esa mirada de kook– dijo estresado mi hermano.

—¿Benjamin estas aquí?– pregunté mientras tocaba la puerta del baño sin respuesta.

—Fue una clara provocación y tenías que hacer lo que tenias que hacer– dijo el rubio desde afuera haciendo que yo me acerque.

—Gracias– agradeció John B y yo saque mi cabeza por la ventana.

—Si me dejan opinar, estoy de acuerdo con que se merecía un buen golpe y de hecho yo te ayude– dije yo– pero pegarle estando inconsciente estu...– los dos me tiraron unos cojines por lo que tuve que meter mi cabeza nuevamente.

—La próxima mejor no opines– aviso John B apuntandome con su dedo mientras yo le hacia fuck you– No importa, debemos idear un plan para llegar a Sudamérica tipo ayer.

—Okey, déjenme decirles– dije mientras los dos entraban adentro acercandose hacia mi– Nunca vi que se bañen aunque sea dos días seguidos, y no iré a ningún lado con ustedes dos luciendo como vagabundos.

—Pero si con que tu te bañes es suficiente– dijo el rubio comiendo en chorizo que desprendía un olor asqueroso.

—Solo me cambiaré la ropa, aunque sea eso podrían hacer– dije apuntándolos mientras entraba a la habitación.

Cerré la puerta para poder cambiarme la ropa, me dirigí al ropero y elegí un oufit cómodo y fresco.

Cerré la puerta para poder cambiarme la ropa, me dirigí al ropero y elegí un oufit cómodo y fresco

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Hilo rojo² | JJ Maybank Donde viven las historias. Descúbrelo ahora