Capítulo 33

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Lo único que se me ocurre hacer es ponerle el brazo alrededor y atraerla hacia un medio abrazo. Ella apoya su cabeza en mi hombro y unas lágrimas silenciosas ruedan por su rostro.

Solo puedo suponer que no fue ella quien lo terminó.

No debería, en serio no debería, dolerme por eso. Quiero decir, esto debería tratarse de ella, y al menos tengo el sentido común de no decir nada. Pero, en el fondo, desearía que hubiera sido ella quien lo terminara.

Al cabo de un rato, levanta la cabeza y sorbe por la nariz, limpiándose con la manga.

Pongo los ojos en blanco y saco mi pañuelo, que ella acepta agradecida.

—No debería estar tan mal —dice, secándose las lágrimas—. Llevaba mucho tiempo llegando a su fin, y al final fui yo quien tomó la decisión.

Eso me sorprende. Fue ella. Y también me sorprende descubrir que no me causa alegría, solo ternura hacia ella.

—Lo siento —susurro—. Sé que te importa.

—Sí —dice con la voz rota—. Realmente me importa.

Me duele el pecho.

—Pero no de la manera correcta —continúa ella, sorbiendo por la nariz.

Mi pecho duele un poco menos.

—¿Estás bien? —le pregunto, con mi brazo aún alrededor de sus hombros, acariciándola suavemente.

—Sí —se ríe, pero sin alegría—. Solo que... fue como un acuerdo mutuo, pero sé que lo lastimé, y aún me importa mucho como amigo. Y hemos estado juntos tanto tiempo que... es algo importante, ya sabes.

—Lo entiendo —llevo mi mano hacia arriba y acaricio su cabello ligeramente. Ella apoya su cabeza en mi hombro y nos quedamos ahí un rato.

—Yo... yo realmente no sé nada de estas cosas porque no es como si alguna vez hubiera terminado con alguien —digo en tono ligero—, pero tengo la impresión de que mejora con el tiempo. Y él te quiere, Beck. Siempre será tu amigo.

—Lo sé —vuelve a sorber, aún apoyada en mi hombro—. No sé si me molesta que lo haya tomado tan bien o si solo estoy aliviada.

Me río.

—Aprovecha lo que puedas.

—Perdón por ser mala contigo.

—Perdón por saltar a conclusiones estúpidas.

—Es solo que... estoy tan acostumbrada a amigos como Jan y Noe, que supongo que olvidé que tenía a alguien en quien podía confiar —susurra—. Alguien que no es Ratree.

Le acaricio la cabeza.

—Siempre estaré aquí.

—Lo sé.

Y lo estoy. Pase lo que pase, siempre estaré aquí para ella. Algo en todo esto me ha dado un respiro. Es extraño, pero el simple hecho de sentir la fuerza de la emoción que corre por ella, y el que esté dispuesta a apoyarse en mí, me hace sentir mejor acerca de nuestra amistad.

Me hace sentir mejor que sea solo una amistad.

No puedo culparla, ni a Ratree. Han estado juntos por más de tres años. Debe doler muchísimo terminar eso, incluso cuando sabes que tiene que terminar.

Pobre Becky.

Hablamos un rato más, sentadas ahí con mi brazo alrededor de ella, hasta que suena la campana que indica que la campana que anunciará el final del almuerzo está por sonar. Nuestra escuela es rara en ese sentido. ¿Por qué no tienen una campana que simplemente indique que el almuerzo ha terminado? ¿Por qué no ponen campanas todo el tiempo?

Precious Things - FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora