CAPITULO 18: "La Promesa de Sobrevivir"

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Azrin, el elfo del Fuego Solar, era conocido por su agilidad y destreza, capaz de moverse como una sombra incandescente entre los enemigos. Su misión era clara: infiltrarse en el campamento de Aaravos y obtener información vital. Al caer la noche, desapareció entre los árboles, dejando apenas un rastro de calor a su paso.

Con una ráfaga de energía solar, su cuerpo se transformó en fuego puro, lo que le permitió infiltrarse sin ser detectado entre las hogueras encendidas por las tropas de Aaravos. Como una llama más entre el crepitar de los fuegos enemigos, escuchó con atención las conversaciones de los comandantes de Aaravos.

"En dos días... El ataque comenzará al amanecer," susurró uno de los generales oscuros. "Las defensas de la torre caerán antes del tercer sol."

Azrin sabía que no había tiempo que perder. Con un suspiro controlado, exhaló una pequeña pero ardiente chispa, que se elevó entre las sombras, recorriendo el viento hasta el lugar donde el consejo de elfos esperaba noticias. El fuego que creó, pequeño pero firme, llegó hasta los líderes en el Consejo, quienes entendieron el mensaje: el ataque de Aaravos estaba cerca.

Cuando la chispa tocó tierra ante los elfos, se expandió en una pequeña llamarada, proyectando la imagen de Azrin y su advertencia: "En dos días... el amanecer será su señal para atacar. No hay tiempo que perder."

Los miembros del consejo intercambiaron miradas graves. Callum, Rayla y los otros elfos supieron que debían actuar con rapidez. Cada minuto contaba.

"Tenemos que prepararnos para el ataque," dijo Callum con firmeza, mientras los demás asentían.

Un elfo de la asamblea sugirió con vehemencia: "Podríamos tomar la ofensiva antes de que ellos tengan la oportunidad. Este podría ser nuestro mejor momento para sorprender a Aaravos."

Los líderes del consejo acordaron el plan, y la decisión fue tomada. Prepararían a todas las tropas esa misma noche y atacarían al amanecer, intentando tomar a las fuerzas de Aaravos desprevenidas.

A lo lejos, en el campamento oscuro de Aaravos, el astuto hechicero ya lo había previsto. Aaravos, con su característica calma y astucia, se paseaba entre sus tropas, observando los preparativos con una sonrisa de satisfacción.

"Todo se está desarrollando según lo planeado", murmuró, con una frialdad inquietante. A su lado, varios de sus comandantes y soldados sombríos le escuchaban en silencio, esperando sus instrucciones.

Aaravos giró su mirada hacia uno de sus generales y, con un movimiento de la mano, señaló hacia la parte oscura del campamento. "Traigan al espía", dijo con una sonrisa sombría.

En cuestión de minutos, Azrin, el explorador del Fuego Solar, fue arrastrado hacia la presencia de Aaravos. Su cuerpo mostraba signos de haber luchado para escapar, pero estaba claramente debilitado. El fuego que solía rodearlo había sido extinguido, y sus manos estaban atadas con cadenas imbuidas de magia oscura que impedían que pudiera utilizar su poder.

Aaravos lo miró con esa calma inquietante y una sonrisa fría en sus labios. "Oh, pequeño y joven elfo, creíste que podrías entrar a mi campamento sin ser visto. Pero yo siempre estoy preparado para visitas inesperadas."

Azrin apretó los dientes, tratando de mantener la compostura. "No importa lo que hagas, Aaravos. Los demás ya saben que atacarás pronto. No podrás vencerlos tan fácilmente."

Aaravos soltó una ligera risa. "Oh, pero, querido elfo, es exactamente lo que quiero. Que vengan... que traigan todas sus fuerzas y su esperanza. Esta es la trampa perfecta."

Levantó una mano y en el aire se formó un portal oscuro que comenzó a expandirse lentamente. Los soldados a su alrededor comenzaron a moverse, tomando posiciones estratégicas. Aaravos había dispuesto una trampa perfecta, sabiendo que el ataque al amanecer era lo que sus enemigos planearían.

"Esta será la caída de su pequeña resistencia", dijo Aaravos, mientras la sonrisa en su rostro se ensanchaba. "Y tú, pequeño elfo, serás testigo del inicio de mi reinado absoluto."

Azrin intentó resistirse, pero las cadenas oscuras lo mantenían inmovilizado. Sabía que sus amigos estaban marchando hacia una trampa, y no había nada que él pudiera hacer para advertirles. La batalla estaba a punto de comenzar, y el amanecer se teñiría de incertidumbre y peligro.

El portal oscuro de Aaravos brilló , y en un abrir y cerrar de ojos, toda su tropa fue transportada al pie de la montaña donde se alzaba el majestuoso palacio de la Reina Dragona. El silencio de la madrugada fue abruptamente roto por el sonido de miles de soldados que emergían de la oscuridad, preparados para el combate.

En el palacio, Rayla, Ezran y Callum se percataron de que algo habia ocurrido. Un elfo mensajero llegó corriendo a ellos, jadeante, con el rostro lleno de preocupación. "¡Aaravos ha llegado! ¡Sus tropas están al pie de la montaña, y han comenzado a atacar a nuestras fuerzas!"

La noticia cayó como un balde de agua fría. Rayla miró a Callum y luego a Ezran, quien asintió con determinación. "No podemos esperar aquí. Tenemos que ir y luchar. Debemos defender la montaña y a todos los que dependen de nosotros."

Decididos, los tres tomaron sus armas. Rayla colocó sus dagas en su cinturón, Callum se ajustó su bastón mágico, y Ezran, con su amigo dragón Azymondias a su lado, se preparó para la batalla. En ese momento, varios dragones del palacio se unieron a ellos, dispuestos a defender su hogar. Juntos bajaron hacia el campo de batalla, con el fuego del propósito ardiendo en sus corazones.

Al llegar al pie de la montaña, el caos ya se había desatado. Los soldados de Aaravos habían comenzado a atacar, y las fuerzas de Xadia luchaban con valentía para resistir la invasión. Los gritos y el sonido del acero chocando llenaban el aire, mientras los dragones rugían y volaban sobre la batalla, lanzando llamas sobre los enemigos.

Antes de lanzarse al combate, Callum se giró hacia Rayla. Sus ojos se encontraron, y por un momento el caos de la batalla pareció desvanecerse. Todo lo que existía eran ellos dos, juntos, enfrentándose a la oscuridad.

Callum tomó la mano de Rayla y la miró con intensidad. "Rayla, cuando todo esto termine... cuando hayamos vencido y defendido nuestro hogar... quiero que te cases conmigo."

Rayla quedó sorprendida, sus ojos se llenaron de emoción y una sonrisa, incluso en medio de la guerra, se formó en sus labios. "¿Callum... lo dices en serio?"

Callum asintió, su mirada llena de amor y determinación. "Te amo, Rayla. Y sé que no hay mejor forma de enfrentar este futuro incierto que sabiendo que quiero pasar cada momento a tu lado. No importa lo que pase hoy... quiero que sepas que mi corazón te pertenece."

Rayla se acercó a él, colocando su frente contra la de Callum. "Entonces sobrevivamos a esto. Sobrevivamos y tengamos la vida que ambos soñamos."

Callum la abrazó con fuerza por un momento, antes de separarse y mirarla con una sonrisa llena de esperanza. "Nos vemos al otro lado, mi amor."

Rayla asintió y, con una última mirada, ambos se giraron hacia el campo de batalla, listos para luchar por su futuro. Con sus corazones ardiendo de amor y esperanza, se lanzaron a la batalla, sus espíritus unidos, decididos a vencer la oscuridad que se cernía sobre Xadia.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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"Atravesando el Velo de Magia: Un Viaje a las Tierras de Xadia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora