Capítulo 12
La oruga que se refugió en el capullo porque no estaba lista para salirCanción:
Overwhelmed
Royal & the SerpentToco mis labios con las yemas de mis dedos mientras camino la última cuadra que me falta para llegar a casa. La boca de Salvador ya no está sobre la mía, pero su sensación persiste como un fantasma que todavía tiene asuntos pendientes en el mundo mortal.
Sabía al frescor de la menta y el dulzor de la calabaza, una combinación tan rara como él, porque ¿de dónde salió? ¿Quién lo envió? ¿Qué chico pone en un rompecabezas tus flores favoritas?
Abro el puño y estudio las irregularidades de la pieza. La tomé —o robé— en un impulso cuando Fanny confirmó que no estaba imaginando cosas como consecuencia alucinógena de ese beso, sino que de verdad habíamos pasado la última hora armando un ramo de Pensamientos.
—Delilah.
Cierro la mano hasta que las puntas de cartón se clavan como astillas en mi palma.
Henry está de brazos cruzados en el pórtico. La luz que se vierte a través de la puerta delinea su figura robusta y me encojo en mí misma. Me obligo a no dejar de avanzar, pero mis zapatos de charol parecen de cemento y ralentizo el paso tanto como puedo.
Guardo la pieza en el fondo del bolsillo de mi falda y agacho la cabeza al subir los escalones. Mantengo el morral pegado a mi costado, tensa.
Su colonia es tan fuerte que borra cada aroma que me hubiera gustado enfrascar: el shampoo de fresa de Fanny y la nube de talco que salió de los calcetines de Zig cuando se quitó las zapatillas sin siquiera desatarse los cordones, el chocolate caliente y la hierba del campo, el aliento a menta y la crema de afeitar de Salvador.
La sopa de calabaza de mi papá.
Contengo el aliento al pasar junto al hombre. Espero el peso de su mano en mi nuca mientras me guia a mi habitación para darme una lección, pero nunca llega.
En su lugar camino a través del corredor y encuentro a mi madre recargada contra el umbral de la cocina. A mi espalda la puerta se cierra y lo oigo acercarse, pero los ojos de mamá sobre mí repelen cualquier acercamiento.
Incluso si me mira así de decepcionada.
—Cuatro veces. —Ladea la cabeza y los mechones azabaches que no llega a sujetar en su coleta caen alrededor de su mejilla—. Te llamé cuatro veces, ¿para qué te dimos un teléfono si ni siquiera lo usas, Delilah?
Dejé el celular en casa de Fanny porque Henry tiene una aplicación para rastrearlo.
—Lo siento, lo silencié porque estábamos estudiando.
En realidad, lo hice por si él intentaba llamar. Si Aurora respondía y le decía que me encontraba a las afueras de la ciudad con dos muchachos me iría a buscar y nunca me volvería a dejar salir.
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El amor que detuvo todos los relojes
Teen Fiction"Dicen que las mejores amistades son aquellas que se convierten en familia." Cubierta hecha por: Ash-Quintana.