Capítulo 8: Los labios mas tentadores del mundo

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Gavi

Todo lo que ha pasado en los últimos días ha sido confuso. Desde que tuve esa cena con Olivia, no he podido dejar de pensar en lo fácil que es hablar con ella, en lo cómodo que me siento cuando está cerca. Es solo mi amiga, me repito, pero joder, esta empezando a ser una buena amiga. Y aunque las cosas entre nosotros empezaron como un acuerdo, siento que nos estamos conociendo de verdad, y eso creo que me gusta.

Hoy es la cena del equipo. Todo el equipo. Jugadores, directivos, entrenadores, fisioterapeutas... vamos, todo el mundo que tiene algo que ver con el Barça. Y claro, Olivia también va. Ella está sentada a mi lado en el coche, ocupando el asiento del copiloto, repasándose el pintalabios frente al espejo superior. Es raro cómo me siento en este momento. Algo ansioso, sí, pero no solo por la cena. Sé que Laura estará allí. Seguro que estará. Su padre es uno de los fisioterapeutas del equipo, y ella estaba de prácticas con él. Me lo ha dejado caer alguna vez, y ahora que sabe que estoy "con Olivia", tengo la sensación de que aparecerá para intentar ver si está perdiendo algo importante.

—Por cierto, Laura estará allí —le aviso a Olivia, justo antes de que lleguemos al restaurante.

Olivia no se inmuta, simplemente baja el espejo del parasol para verse mejor mientras termina de retocar sus labios. Sonríe, como si la noticia le divirtiera, y luego finge estar escandalizada, llevando una mano a su pecho como si le hubiera dicho algo terrible.

—¿Me traes donde tu ex? ¡Oh, dios mío! —exagera con un dramatismo que me saca una risa.

La verdad es que, en ese momento, se ve jodidamente guapa, y no puedo evitar reírme por lo ridículo que suena todo. Olivia suelta una carcajada y me guiña un ojo de manera divertida. Pero, mientras lo hace, hay algo que pasa dentro de mí que no logro entender. Unos segundos de silencio, y mis ojos, como si tuvieran vida propia, se desvían hacia sus labios. Esos labios brillantes por el gloss que acaba de ponerse. Joder, ¿siempre han sido tan... tentadores?

Mi estómago se revuelve, un leve temblor me recorre el cuerpo, y no lo entiendo. ¿Por qué me estoy poniendo nervioso? ¿Por qué me tiemblan las manos si ella es solo una amiga? Una amiga que me está haciendo un favor. Una amiga que... tiene los labios más bonitos que he visto en mi vida. Pero no, es solo una amiga.

—Gavi, ¿qué miras? —pregunta de repente Olivia, divertida, pero con una ceja levantada.

Sacudo la cabeza rápidamente, tragando saliva y mirando al frente de nuevo, intentando apartar esos pensamientos.

—Nada, nada... —miento, encogiéndome de hombros—. Estaba pensando en cómo vamos a hacer para que Laura se crea esto.

Olivia ríe, pero no parece darse cuenta de que estoy luchando por mantener la calma. No puedo estar sintiendo esto por ella, no puedo. Me concentro en la carretera, tratando de ignorar esa incomodidad que ha aparecido de repente. Joder, ¿desde cuándo me importa tanto cómo se ven los labios de Olivia?

Llegamos al restaurante, y antes de que pueda aparcar el coche, ya veo a las cámaras listas en la entrada. Otra vez los flashes, otra vez las miradas. Ambos sonreímos, como si todo estuviera perfectamente calculado. La misma rutina de siempre. Paso el coche a la zona del parking y cuando bajo del coche, lo primero que hago es mirar a Olivia.

Es raro... ¿Siempre ha sido así? Quiero decir, siempre la he visto guapa, claro, pero hoy... hoy hay algo diferente en ella que no logro identificar. Quizá sea el vestido. Va con un vestido negro largo, de esos que parecen diseñados para encajar perfectamente en cada curva de su cuerpo. Y esa melena que lleva hoy, con ondas suaves cayendo por sus hombros, es... joder. Me cuesta apartar la vista, y eso me asusta un poco.

La chica de las volteretas [Pablo Gavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora