Capítulo 11: Un dia de partit

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Olivia

No sé qué pasó después de que Gavi montó a Eclipse, pero algo en mí hizo clic. No es como si fuera una de esas películas románticas donde todo cobra sentido de repente. No, fue más bien una especie de conexión, una de esas en las que te sientes cómodo, natural. Estuvimos juntos después de aquello, fuimos a cenar, dentro del coche, riéndonos de un artículo que publicó una revista de cotilleos.

"Olivia y Gavi: la nueva pareja que promete enamorar a España. Han sido vistos en numerosas ocasiones juntos, desde cenas hasta entrenamientos. ¡Y ahora hasta montando a caballo! Se ven más enamorados que nunca..."

—No me puedo creer que hayan escrito esto —dice Gavi entre risas, mientras sostiene su móvil y me enseña la pantalla—. "Se miraban como si el mundo fuera a acabarse mañana". ¿Nosotros?

Yo me río, a medio bocado de mi hamburguesa, y le doy un golpe en el brazo.

—Pues claro, ¡no te enteras! Estamos protagonizando la historia de amor del siglo. No me extrañaría que mañana saliera que nos hemos casado en Las Vegas.

Nos reímos tanto que casi no terminamos de cenar. De alguna manera, esa cena en su coche fue más divertida, más real, que cualquier otra cosa que hayamos hecho hasta ahora. Nos reímos, hablamos de cosas que ni siquiera están relacionadas con este teatro que hemos montado.

Claro, porque todo el mundo se enamora haciendo volteretas en caballos y comiendo patatas fritas dentro de un coche mientras se ríe de esas tonterías. La verdad, lo pasé genial esa noche. Fue uno de esos momentos en los que piensas: "Eh, esto está bien, esto es fácil". Pero aquí estoy, cumpliendo con la parte del trato.

Como ponía en el contrato, tengo que ir a los partidos que se juegan en Barcelona, ​​y hoy toca uno. No sé mucho de fútbol, ​​pero esto forma parte del acuerdo, ¿no? Así que cuando Gavi avisó a Ali, Sira y Val de que iba al partido, no pasó mucho tiempo antes de que ellas me contactaran y, básicamente, me obligaran a ir con ellas. No es que me queje. Desde que las conocí, he sentido que encajo con ellas de una manera que no esperaba. Son divertidas, sinceras y no tienen problema en meterte de lleno en su pequeño círculo. Así que aquí estoy, siendo parte de ese grupo.

Ali, Sira y Val han pasado a recogerme por casa, y desde que he entrado en el coche ya me he sentido como si fuera parte de la familia. No sé si habéis sentido esa conexión instantánea alguna vez, pero con ellas es así. Nada más entrar, Val me ha mirado con su típica expresión de "ya estás aquí", como si me hubiera retrasado años para algo súper importante.

—Oli, pero qué guapa vienes —me dice Sira, con esa alegría que le sale de forma natural—. ¡Hoy ganamos seguro!

Yo me río y le doy las gracias, pero Val no puede dejar pasar la oportunidad de meter una de sus pullas.

—Bah, no le hagas caso. Seguro que lo dice porque lleva diez minutos intentando hacer una cola decente y tú apareces así, sin esfuerzo —bromea mientras me mira de arriba abajo.

Nos reímos todas y el ambiente ya está más que preparado para lo que viene. Es imposible no sentirse bien con ellas.

Cuando llegamos al Estadio Olímpico Lluís Companys, Ali me explica rápidamente que el Camp Nou está en obras, así que jugar en este estadio es temporal.

—Aún así, lo han dejado muy bien —me comenta Sira mientras caminamos hacia la entrada—. Todo está súper cuidado, ya verás.

—Sí, ya verás lo más guay de todo —añade Val, señalando con la cabeza—. Toda la comida que hay ahí dentro. Espera que veas los bocadillos de jamón que preparan.

La chica de las volteretas [Pablo Gavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora