Capítulo 13: Ya lo entenderás

113 20 0
                                    

Olivia

Estoy de camino a pasar el día con los amigos de Gavi, y, por más que quiera fingir que es un plan más, no puedo evitar sentir cierta emoción. Esta mañana, cuando ha llegado a recogerme, llevaba una sonrisa que me daba ganas de saber exactamente a dónde íbamos. Ahora vamos en el coche, y entre una cosa y otra, le pregunto a dónde me lleva.

—¿Me vas a decir por fin a dónde vamos? —le digo, medio en broma, medio en serio, como si llevara semanas intentando sonsacarle.

—A un sitio súper secreto —me responde, mirándome de reojo con esa sonrisa pícara que ya me resulta familiar—. Lo encontramos hace poco, y es perfecto para pasar el día sin que nadie nos moleste.

—Perfecto, ¿eh? —repito con una ceja levantada—. Pues ya veremos si es tan secreto como dices.

—Confía en mí —me responde, con una risa ligera—. Te va a gustar.

Poco después, la conversación fluye hacia cosas más triviales: me cuenta sobre su semana de entrenamiento y me pregunta sobre la mía. La charla es fácil, y de repente me sorprendo, como siempre, de lo natural que es hablar con él de cualquier cosa. Me cuenta cómo en el equipo han tenido que variar algunas tácticas esta semana para adaptarse al rival y de cómo los nuevos fichajes se están integrando.

—Tiene que ser increíble jugar en equipo a ese nivel. Siempre digo que el vaulting es un deporte de equipo, pero en realidad, al final, estamos yo y Eclipse —le comento, sintiéndome cómoda de repente compartiéndole esa parte de mi mundo.

—Bueno, de cierto modo somos parecidos, ¿no? —me dice, mirándome mientras frenaba un poco antes de girar en la carretera—. Al final, dependemos de la coordinación con otros. Tú con Eclipse, yo con mis compañeros.

No sé muy bien por qué, pero esa comparación me hace sonreír.

Poco después, llegamos. El lugar es un prado abierto y enorme, rodeado de árboles altos y fuertes que dan sombra en algunos puntos, pero dejan ver el cielo azul y despejado. La luz del sol pinta toda la escena de una calidez suave, y el viento apenas mueve las hojas. Es como si el tiempo se hubiera detenido aquí, y no puedo evitar quedarme un momento mirando, capturando la paz de este lugar.

Ali se acerca corriendo en cuanto bajo del coche y me envuelve en un abrazo fuerte y cariñoso.

—¡Qué bien que estés aquí! —me dice con entusiasmo.

—Esto es precioso, Ali. No sabía que teníais tan buen ojo para los sitios escondidos —respondo, mirando a Gavi, que ya está saludando al resto de chicos.

—Lo sé, en realidad, lo encontró Gavi por pura casualidad un día mientras buscaba algún sitio tranquilo —explica Ali, poniéndose a mi lado mientras mira a su alrededor—. Fue su idea hacer algo aquí; Dice que no se siente como estar en la ciudad. Y, oye, le doy la razón.

Nos reímos juntas, y cuando los demás terminan de llegar, nos organizamos en equipo para sacar las sillas, mesas plegables, neveras y manteles de los coches. La mesa de madera se llena rápidamente de comida y bebidas frías que hemos traído. Una vez que está todo colocado, me detengo y observo el paisaje que nos rodea, que parece sacado de un cuento: un prado interminable de un verde tan vibrante que casi duele mirarlo. Hay flores silvestres por todas partes, y los árboles altos y majestuosos parecen mantenernos bajo su protección silenciosa. Desde aquí, ni una sola señal de la ciudad. Ni ruido. Nada.

—Qué bonito —digo en voz baja, aunque sé que Ali me escucha.

Los chicos, apenas está todo listo, se ponen a dar toques con un balón. Lamine y Ansu se unen de inmediato a Gavi y Fermín, y los veo correr y reír entre ellos mientras intentan ver quién aguanta más sin que el balón toque el suelo. Al verlos, no puedo evitar soltar una risa, contagiada por su energía. Nosotras nos acomodamos en un par de sillas, mientras las risas de los chicos llenan el aire de una alegría contagiosa. Nos reunimos en una especie de semicírculo, y Val comienza a sacar bocadillos de una de las bolsas que había traído.

La chica de las volteretas [Pablo Gavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora