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Jungkook comprendió todo al momento solamente con ver lo paralizado que se había quedado Taehyung mientras observaba a la mujer caminar lentamente con el ramo entre sus manos.

Su ropa no era oscura, pero llevaba puestas una gafas de sol que trataban de ocultar sus ojos llorosos, aunque las lágrimas de sus mejillas delataban su dolor.

Esperó hasta que el ángel reaccionó y la siguió de nuevo hacia su tumba, lo suficiente atento a cualquier reacción ajena.

La mujer permaneció unos segundos de pie frente a la lápida sin hacer nada más hasta que finalmente cambió el ramo de flores secas por el nuevo y aclaró su voz antes de hablar.

Taehyung cerró sus ojos por instinto apenas escuchó el familiar sonido, como si fuese una melodía.

Jungkook escuchó atento como le contaba lo que había pasado esa semana, cómo le hablaba de los amigos de Taehyung que fueron a visitarla, anécdotas de Yeontan, de su padre y de la vida que el castaño hubiera tenido.

No fue hasta que el menor abrió los ojos y vio a la mujer secarse las lágrimas con un pañuelo que comenzó a reaccionar, pero todo fue mucho peor cuando la escuchó decirle que le extrañaba.

—Mamá, estoy justo aquí —susurra con obviedad parándose a su lado y sin recibir respuesta —estoy aquí, podemos ir a casa juntos —las lágrimas también brotaron por sus mejillas mientras sentía algo romperse dentro de sí mismo, era como si al fin fuese consciente de que su vida se había acabado y de que había dejado mucho dolor a sus espaldas.

—Vamos angelito, no puede oírte.

—Mamá... mamá mírame por favor —pide intentando tocar su hombro para zarandearla, aunque la mujer no se movió ni un milímetro y siguió ahogando sus penas en el pañuelo —mamá estoy aquí, por favor.

Taehyung estaba comenzando a alzar la voz y Jungkook notaba la presión en su pecho ir en aumento. Quería abrazarlo y sacarlo de allí para que dejase de sufrir, pero el ángel no estaba en situación de atender a razones.

—Cariño por favor vámonos, esto no está siendo bueno para ti —pide con la voz quebrada por retener el llanto. Era insoportable verlo sufrir así.

—¡Mamá por favor! ¡Soy yo, Taehyung! ¡Soy tu hijo! ¡Estoy justo aquí!

—¡Taehyung basta! —grita Jungkook, llamando por fin la atención del castaño, que estaba temblando y sollozando. Llevó sus manos lentamente hacia su cara para cubrir esta mientras la mujer se alejaba y él caía de rodillas.

—Yo no quiero esto, no quiero estar muerto —susurra con una mirada que reflejaba completo terror —¿por qué tuvo que hacerme eso? Yo tenía toda la vida por delante.

—Taehyung... mírame —susurra Jungkook dejando finalmente las lágrimas bajar por sus mejillas y arrodillándose frente a él —por favor.

El mencionado le miró entre los dedos de sus manos pero manteniendo la misma expresión y por primera vez desde que había llegado al infierno, Jungkook se sintió verdaderamente aterrado.

Porque aunque pasase el resto de la eternidad con Taehyung, jamás podría compensar aquel dolor porque jamás podría devolverlo a la vida.

—Estoy aquí y debes estar aquí conmigo —susurra intentando hablar desde un corazón que ya no latía —yo sí te veo y voy a estar a tu lado el resto de mi existencia porque te quiero, pero tienes que... seguir adelante —al final bajó un poco más la voz por el miedo que le daba lastimarle —yo sé que ahora mismo te parece imposible, pero no lo es y con el tiempo lo sobrellevarás mejor. Seunggyo te necesita, yo te necesito.

Taehyung limpió sus mejillas y quitó sus manos antes de responder.

—No sabía que esto podía ser tan... difícil.

—Lo sé mi angelito, lo sé —asegura respirando hondo al ver al contrario más cuerdo y calmado —pero por esto pasa todo el mundo y la existencia sigue. Con el tiempo te alegrarás de al menos poder verlos y cuidarlos desde aquí.

—Supongo... disculpa por haber reaccionado así.

—No tienes que disculparte por nada, ha sido muy fuerte y repentino.

—Si la seguimos llegaremos a mi casa.

—No creo que estés listo para esto.

—Yo tampoco.

—Pero tengo una idea. La seguiré yo para saber dónde vives, luego vendré a por ti y volveremos con Seunggyo, así cuando te sientas preparados podremos ir directamente.

—Me parece bien, gracias por hacer esto por mi, Jungkookie.

—No me agradezcas —niega con una sonrisa mientras ambos se ponen en pie —ahora vuelvo, ¿si?

—Jungkook.

—Dime.

—Yo también te necesito y te quiero —el demonio esbozó una sonrisa que hizo doler sus mejillas al escucharlo y pudo seguir a la viva mucho más tranquilo.

Primero la siguió hasta un coche que esperaba en la puerta del cementerio y luego siguió al vehículo hasta llegar a una casita que gritaba Taehyung por todas partes, intentando fijarse en las calles y captar algunas referencias.

Al momento pudo notar que su familia tenía mayor nivel económico que la suya propia por el precioso jardín que había, notoriamente bien cuidado y porque la casa era el doble que la suya.

Memorizó la dirección y el número de la casa, pero no podía irse sin más porque necesitaba conocer al castaño y hasta ahora esto era todo lo que podría conseguir.

Sobrevolando la casa, pudo ver una pequeña bola peluda que reconoció como Yeontan, el perrito del que el ángel le habló. Este ladró y corrió emocionado por el jardín trasero hacia la mujer apenas esta le abrió la puerta corredera para saludarlo.

Casi se sintió enternecido por la escena y le resultó demasiado extraño sentir algo así, aunque en parte lo achacaba a que estaba directamente relacionado con Tae.

Segundos después vio a un hombre salir al jardín a saludarla y tuvo que cubrir su boca con sus manos ante la incredulidad de cuánto se parecía aquel hombre a su angelito.

Ambos compartieron un corto beso y algunas palabras se cariño, expresando el hombre una clara preocupación por el estado sentimental de la mujer.

Jungkook suspiró aliviado porque al menos la vida alrededor de Taehyung se había mantenido. No soportaría decirle que sus padres se habían divorciado o que algo le había pasado a Yeontan.

Se acercó a la casa y se asomó a todas las ventanas que pudo, buscando indicios de alguna persona más, tal vez un hermano o hermana, pero ninguna habitación le dio a entender que allí viviese alguien más.

Jungkook llegó a la conclusión de que probablemente estaba siendo más duro para la familia Kim al no tener ningún otro hijo en el que refugiarse. Al menos él tenía una hermana y, aunque suponía alguien más a quien había lastimado, sus padres tendrían la oportunidad de verla crecer, ir a la universidad y tal vez casarse y tener hijos.

Cuando se cruzó con la que reconoció como la habitación de Taehyung, negó mientras se alejaba porque entrar allí sin él o tan solo ver a través de su ventana se sentía en parte incorrecto.

Incluso aunque en aquella habitación hubiese recuerdos, Jungkook quería escucharlos todos directamente de la boca de Taehyung acompañados de risas o llantos.

Risas que no podría besar o llantos que no podría limpiar con sus manos.

Tal vez y solo tal vez comenzaba a arrepentirse de lo que había hecho.


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Solo vengo a decir que actualizaré cuando llegue al menos a 10 estrellitas, hay muchísimas personas leyendo sin apoyar y creo que esta historia merece mucho la pena según lo que tengo pensado, así que ahora mismo comenzaré a escribir la siguiente parte y la subiré cuando lleguemos a la meta :).

Angel & Demon «KookTae» {AU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora