𝟷𝟷: 𝚅𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜 𝚊 𝚖𝚎𝚍𝚒𝚊𝚜 𝚢 𝚌𝚘𝚗𝚏𝚛𝚘𝚗𝚝𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜

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Law esperaba a Luffy en la terraza del café, el aire fresco llenando el ambiente mientras observaba el ir y venir de la gente. Había llegado unos minutos antes, como siempre, siendo el más puntual de los dos. Justo cuando se acomodaba mejor en su asiento, vio a Luffy aparecer, cruzando la calle con su energía habitual. Se quitó las gafas de sol en cuanto lo vio, y, sin más preámbulo, se dejó caer en la silla junto a Law.

—¿Esperaste mucho?—preguntó Luffy, sonriendo con su expresión despreocupada de siempre.

Law negó suavemente.

—No, no tanto.—Sus ojos recorrían el rostro de Luffy, buscando algún rastro de cansancio, pero como siempre, su dom parecía estar lleno de vitalidad.

El mesero llegó antes de que la conversación pudiera continuar, y Luffy pidió de inmediato un chocolate caliente y un pastel de vainilla. La emoción en sus ojos era palpable, como la de un niño esperando su postre favorito.

—¿Qué tal el trabajo?—preguntó Law mientras acomodaba su abrigo—. ¿Algo interesante?

Luffy hizo una mueca mientras se rascaba la cabeza.

—Más de lo mismo, en realidad—suspiró—. Aunque Sanji tuvo que ir a emergencias hace unos días. Se rompió el brazo

Había algo más detrás de esas palabras, una nota de complicidad que no pasó desapercibida.

—Lo sé—admitió Luffy, dando una pequeña risa—. Ya está mejor, gracias a ti, pero el lugar está aburrido sin él. Además, su padre ha dejado de enviarme esas cajas de almuerzo que tanto me gustan

Justo en ese momento, el mesero volvió con el chocolate caliente y el pastel. Los ojos de Luffy se iluminaron al instante. Sin esperar ni un segundo, tomó la cuchara y probó el pastel, su rostro transformándose en pura felicidad.

—Es increíble lo mucho que te gusta comer—comentó Law, entre serio y juguetón—. A veces me pregunto cómo haces para mantener ese cuerpo con todo lo que comes

Luffy rió mientras bebía un sorbo de su chocolate.

—Buena genética, supongo—respondió, guiñándole un ojo—. Además, siempre he sido activo, así que todo eso ayuda

Antes de que pudieran seguir hablando, el teléfono de Luffy comenzó a vibrar insistentemente sobre la mesa. Luffy lanzó una rápida mirada a la pantalla y frunció el ceño. Ignoró las primeras notificaciones, pero el teléfono no dejaba de vibrar, interrumpiendo la tranquilidad del momento.

—¿No pueden dejarme en paz ni cinco minutos?—murmuró para sí mismo, mientras lo ponía en modo silencio y apartaba el dispositivo.

Law lo observó en silencio, notando el leve cansancio en sus gestos, una rara señal de que incluso Luffy podía sentirse agotado por las constantes demandas de su vida diaria. Pero, como siempre, el brillo en sus ojos regresaba en cuanto miraba el pastel.

Law vio a Alex antes de que llegara a su mesa, y su expresión se endureció de inmediato. No estaba de humor para enfrentarse a su ex, especialmente en un momento en el que solo quería relajarse con Luffy. Alex se acercaba con su típica arrogancia, y Law sabía que si llegaba hasta ellos, las cosas se pondrían incómodas. No iba a darle el gusto de una conversación incómoda o provocativa.

Luffy, aún distraído con su pastel y su chocolate, no se daba cuenta de la tormenta que se avecinaba. Law, sin apartar la mirada de Alex, tomó una decisión rápida. No tenía tiempo ni ganas de lidiar con esta situación de manera amable o diplomática.

Se inclinó hacia Luffy bruscamente, casi sin previo aviso, y habló en un tono bajo pero firme.

—Bésame

ꜱᴇᴅᴜᴄᴛɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora