𝐀𝐧 𝐀𝐫𝐜𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞

Capítulo 60: ¿Quién eres tú?

Lectura beta realizada por Shigiya y Fluffy Slayer.

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-Feoh-

Durante lo que pareció una eternidad, luchó por recordar lo que había sucedido, pero la oscuridad lo cubría cada vez. Como si quisiera reírse de su situación, lo invadió una ola de agotamiento que se estrelló contra él como una marea implacable, aunque solo por un breve tiempo antes de disiparse. Pero esto era demasiado común para el guardián, una sensación a la que se había acostumbrado después de siglos en esta línea de trabajo, especialmente después de una feroz batalla. Los recuerdos inundaron su mente: el enfrentamiento contra los orcos junto a Maia y Brynn en el Reino de Luu-luu, la emboscada de las fuerzas de Olga e innumerables batallas antes y después de su muerte. Batallas que lo habían llevado al límite y que culminaron con el gasto total de su energía en un intento desesperado por obtener la victoria.

Y sin embargo, esta vez se sintió diferente.

A diferencia de los encuentros anteriores en los que salió triunfante contra todo pronóstico, esta batalla había concluido en una especie de punto muerto. Había logrado contener a la chica rubia que poseía el rostro de Saber, el tiempo suficiente para asegurarse un respiro temporal, pero no estaba más cerca de la victoria. Era una píldora amarga de tragar, sabiendo que solo se había comprado a sí mismo y al reino una victoria pírrica. Y al igual que los romanos, no pasará mucho tiempo hasta que la bestia se ponga en marcha de nuevo. Sin embargo, había sobrevivido, y eso era una victoria en sí misma, y ​​eso significaba que tenía más tiempo para prepararse.

«No puedo creer que realmente sobreviví a la pelea contra una Beast... Preferiría enfrentarme a Gilgamesh antes que soportar otro encuentro con ella.»

Cuando la niebla se disipó en su mente, se percató del suave canto de los pájaros fuera de la ventana, anunciando la llegada de la mañana. Sorprendentemente, no se sentía tan maltratado y magullado como esperaba. Sus músculos, que normalmente le dolían después de una batalla, se sentían extrañamente rejuvenecidos, sin ninguna molestia persistente. Aún más sorprendente fue la ausencia del dolor de cabeza punzante que lo había atormentado durante semanas.

—¿Dónde estoy? —murmuró para sí mismo, con la voz ronca por el sueño; todavía le costaba creer que había salido con vida. Al abrir los ojos, se encontró mirando hacia un techo blanco desconocido con una lámpara de araña dorada, un contraste absoluto con el techo de madera oscura de su propia habitación, que había sufrido daños por los persistentes intentos de Luu-Luu de abrir una brecha en él por la noche. A pesar de lo desconocido de su entorno, la sensación del suave colchón debajo de él le ofrecía una sensación tranquilizadora de comodidad y alivio.

Sin embargo, sus intentos de levantarse de la cama fueron en vano, debido en parte al peso característico que presionaba su pecho. Lo envolvía como un capullo y era, en efecto, una agradable fuente de calor. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba solo. Una red de sedoso cabello rubio le cubría el cuerpo y llevaba consigo el aroma de las rosas. Más a un lado, el rítmico subir y bajar de la respiración revelaba la presencia de otra persona.

—¿Qué...?

Con una creciente sensación de inquietud, levantó las sábanas de la cama y atribuyó el origen de los movimientos a Celestine, la diosa renacida, que dormía desnuda sobre él. Sus brazos y piernas lo rodeaban con fuerza, dando la apariencia de una esposa enamorada que abrazaba a su amante después de una noche de amor apasionado. Y para echar más leña al fuego, su voluptuoso pecho yacía apoyado contra el suyo, con sus mejillas apoyadas en la curva de su hombro, como si buscara consuelo y seguridad en su abrazo.