.11.

47 2 4
                                    

Nos sentamos todos en una mesa, disfrutando de un vino delicioso y una comida fresca, sin temor de tener que estar vigilando nuestro alrededor, con el miedo de perder más amigos, más familia, más personas importantes en nuestra vida.

—Ya quiero ver cuánto de rojo te pones— dijo Daryl, mirando a Glenn con una copa de vino en la mano.

—Ay, no, déjalo, pobre. Pero sí quiero ver cuánto rojo se pone mi Glenn— dije acariciando su cabeza.

Todos en la mesa reímos; era obvio que los coreanos se ponían rojos por el licor. Era algo que realmente queríamos ver. La cena fue como un choque de realidad, una realidad fingida para nosotros, por parte de Rick no lo sentía ni tan distante ni tan cerca; era una distancia respetable entre ambos.

Mi mirada se fijó en una cabizbaja Lori, que comía a duras penas, pero sonreía de manera fingida cuando su hijo la miraba. Hasta que el pequeño Carl dijo que quería probar un poco del vino, lo que hizo que la mesa estallara en risas. Vimos cómo Carl hacía una cara de asco, y todos nuevamente reímos mientras su madre lo acariciaba. Mi mirada estaba tan clavada en ella que recibí una mirada de parte de Lori... Solo dio una pequeña sonrisa y levantó los hombros. Por mi parte, le sonreí y volví a ver a mi Ari.

—¿Tú no deseas probar, cierto?— dije mirándola para que negara con la cabeza.

—Eso suponía; ya viste a Carl, ¿verdad?— respondí.

—Sí, mamá, se nota que no está nada rico— dijo ella riendo.

La noche, en esa cena tan linda, recargó mi humanidad. Ver a las personas con las que había estado durante un tiempo me hizo darme cuenta de lo importantes que se habían vuelto para mí. No sé si era la situación en la que nos encontrábamos lo que había hecho que me encariñara con cada uno de ellos. Agradecimos al doctor algo cabizbajo, que aumentaba mis dudas sobre este lugar.

Él solo nos enseñó el lugar donde podríamos tomar estadía y nos mostró algunos cuartos para que nos acomodáramos.

—Bueno amigos, disfrutemos el agua caliente— dijo T-Dog al irse a su cuarto.

Todos reímos, aunque sabíamos que nuestro amigo tenía razón; necesitábamos urgentemente una ducha para poder sacar toda la suciedad que este mundo había dejado marcada en nuestras pieles. Cada uno, de alguna forma, había perdido el brillo que da un mundo estabilizado.

—¿Deseas ir a los juegos, no?— dije viendo a Ari, que saltaba de un pie. —Anda, pero no te demores; debes bañarte, ¿sí?— le dije, dándole un beso en la frente para que ella se fuera corriendo junto a Carol, Sofía y Carl.

Después de eso, vi a todos yéndose a sus habitaciones para poder asearse, dejándome inconscientemente en el pasillo con Rick.

—¿Cómo te encuentras?— dije viéndolo cabizbajo.

—Nada, solo que me sorprende haber encontrado este lugar— dijo, apoyando su mano en una de las paredes.

—Quién sabe; de alguna forma, el destino nos quiere salvar— dije acercándome un poco a él.

—Sí, es lo más seguro— dijo, apoyando su cuerpo en la pared. —¿Puedo dormir contigo?— preguntó, volviéndose a mirar cara a cara.

Me quedé unos momentos callada; fue una pregunta inesperada por su parte.

—No quiero dormir con Lori, creo que nos haría mal a ella y a mí— dijo, mirando al suelo. —Por eso te preguntaba; no quería incomodar al doctor Jenner en decirle que me dé otro cuarto y eso— continuó.

—Yo... Rick, te espero en mi cuarto— dije, agarrando su mano. —Creo que podrías dormir en el suelo— dije riendo.

Él solo rió conmigo mientras tomaba mis brazos con fuerza jalandolos hacia la cintura de l para completar un abrazo

—Sé que tampoco debe ser justo para ti, pero quiero que mi separación se mantenga en secreto hasta que Lori, de algún modo, pueda sobrellevarlo— dijo, separándose un poco del abrazo para besar mi frente. —Iré a bañarme; voy a tu cuarto dentro de un rato.

Dijo eso antes de irse con Carl, obviamente junto a Lori. No había nada de malo en eso; lamentablemente, su hijo siempre los juntaría. Es algo inevitable de evitar. Solo me propuse ir a mi habitación para poder acomodar algo, por lo menos.

Al estar desempacando, algo punzaba mi corazón, como si me dijera que no desenpaque, que viera lo que me proponía el futuro antes de eso... Algo que, inevitablemente, hice. Soy muy buena en eso de las intuiciones, algo que raramente hago caso; casi siempre las evito o las olvido.

Tomé un baño esa noche, acosté a Ari, ya cansada de tanto correr como una niña de su edad. Ya estaba en mi cama, pero no llegaba el sueño. Decidí ir a ver las instalaciones hasta que viniera Rick a la habitación, ya que desde ese momento no había llegado aún.

Estaba caminando, viendo algunas cosas del lugar, hasta casi entrar a la biblioteca, porque no lo hice, había una escena que no quería ver, pero terminé interviniendo.

—¿Shane?— dije al entrar a la biblioteca. —¿Qué sucede?— pregunté al ver a Lori algo asustada.

—Nada, Zaira— dijo el nombrado, tambaleándose. —Solo hablamos.

Miré a Lori, algo encorvada sobre una mesa y a un Shane completamente ebrio con una botella en la mano.

—Creo que esta no es la manera de hablar, ¿no crees?— dije al acercarme más. —Vete a tu habitación, Shane— le dije, mirándolo. —Estás ebrio y hay niños aquí— añadí, volviendo a ver a Lori.

—No te metas, Zay— dijo él, agarrando a Lori del brazo. —Es una conversación pendiente que no te incumbe— afirmó.

Solo vi a Lori forcejeando con un Shane ebrio. Yo, por instinto, agarré su otro brazo.

—Lori se irá a ver a su hijo— dije mirando a Shane. —Déjala ir.

Dije eso y logré que Shane soltara a Lori.

—Iré a ver a Carl— dijo Lori, ya liberada, y se fue de la biblioteca.

Solo volví a mirar a un Shane apoyándose en una mesa, mirando al suelo, dejando su botella a un lado.

—No sé lo que pasa entre tú y Lori; solo trata de no comportarte como un idiota— le dije mientras trataba de salir de la biblioteca.

—Yo tampoco sé lo que pasa— dijo él, dejando de apoyarse. —Carajo, estaba tan tranquilo antes de que Rick apareciera y malograra todo— dijo y se dirigió a la puerta de su habitación.

—No, Shane— dije, volviéndome a verlo. —Tú malograste todo al enamorarte o querer adueñarte de una familia que no era tuya, y peor, que esa familia era de tu mejor amigo, al que considerabas tu hermano— dije, antes de irme de allí.

Estaba caminando por los pasillos que me llevaban a mi habitación, hasta ver una puerta abierta que hizo que mi intriga me impulsara a mirar...

Era el cuarto de Lori y Rick; él, al parecer, iba a dormir allí, echado en la cama junto a ella, como una auténtica familia. Solo hice lo que cualquiera haría... cerré la puerta y me fui a mi cuarto.

Yo diciéndole a Shane que enamorarse de una familia era tonto, creo que más fue para mí lo dicho. Dios, volverme a enamorar o nunca haberme desanamorado de él será mi único remordimiento. Y cuando pensaba que nunca lo volvería a ver, me topo con él en las circunstancias más tontas, lo que ocasiona que mi mente piense barbaridades... Pero no solo era mi culpa, sino también de él. Él venía y me mostraba esos afectos de cariño, afectos que sabe que ocasionan un cambio en mí... efectos que me harán creerle, como siempre.

The Walking Dead 1 TEM / Rick Grimes y Zaira SterlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora