ENTRELAZAR DEDOS

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Tres minutos y diecisiete segundos fueron suficientes para que Eddie conociera un mundo sin Buck.

Le fue arrebatado casi de la nada, no podía volver a pasar por lo mismo, no podía perder a otra pareja.

Por tres minutos y diecisiete segundos el mundo fue frío y cruel, la fuente de su luz se había ido, mientras Eddie luchaba con fuerza para traerlo de vuelta, mientras sentía el crujido de las costillas bajo sus manos. No lo quería soltar, ni ahora ni nunca, se tenía que aferrar a él.

La sensación de la piel fría de Buck le hacía querer vomitar, él le daba calidez al mundo ¿y eso era todo? Pensaría que sería casi poético.

"¡Haz más!" Como un grito desesperado en el silencio del hospital, sabiendo que no eran milagrosos, pero harían todo lo que pudieran.

La primera vez que Eddie había entrado a la habitación y lo había visto conectado a la máquina ECMO sintió que podría vomitar, quería salir lo más rápido posible de ese lugar y tal vez fingir que todo era una horrible pesadilla.

Pero no lo hizo.

Buck odiaba estar solo, y aunque sus padres lo estaban "intentando" no quería que estuvieran todo el tiempo con él, ¿qué derecho tenían? ¿Dónde habían estado las otras veces?

Probablemente no era nadie para juzgar, pero no habían estado ahí, si esta vez lo hacían era simplemente porque estaban en la ciudad al momento del accidente, así que no, Eddie no estaba dispuesto a dejar a su compañero tanto tiempo con personas negligentes, no importaba que lo único que quisiera era salir de ahí.

Se sentó en la silla que había a lado de la cama, se debatió consigo mismo por un momento y entrelazó sus dedos. Su mano estaba un poco fría, se sentía extraña, no era la mano a la que estaba acostumbrado, esa que cada vez que sus dedos se juntaban, le daba un pequeño apretón, como si quisiera comunicar miles de cosas.

No habló, no tenía el coraje para hacerlo.

Se sentó en silencio apretando la mano de su novio con fuerza. No tenían mucho haciendo eso, lo querían descubrir por sí mismos y ver a donde llevaba, todavía no le habían dicho a nadie. Eddie le rogaba a un Dios en el cual ya no creía, que tuvieran tiempo de hacerlo.

Cuando Chris puso esa mirada de obstinación porque quería ver a Buck, sabía que nada lo iba a disuadir, Carla también parecía saber eso "no le pude decir que no", por supuesto que no se podía, ¿cómo le niegas el derecho a un hijo para ver a su padre?

Porque aunque no lo habían hablado como era debido, eso es lo que Buck era. Era quien le ayudaba con la tarea, el poli bueno, el refugio seguro a donde su hijo corría si se enojaba, la persona que era capaz de salvarlo de un desastre natural, ¿cómo le podía negar ese derecho?

Hen se sorprendió cuando lo vio entrar, y se sorprendió aún más ante las palabras de Eddie, probablemente en ese momento lo había entendido todo. Casi se pone a sollozar como un bebé mientras Hen le explicaba a su hijo cómo funcionaba la máquina y luego cuando Chris empezó a hablar con Buck. Fue demasiado.

Chris ya no era de berrinches, pero cuando le dijo que se tenía que ir, era bastante obvio que estaba a punto de tener una crisis, como si su padre fuera lo peor. Lo entendía, claro que sí, él se sentía de la misma manera cada que le decían que tenía que irse.

Cuando Eddie que estaba sentado de nuevo en esa incómoda silla unos días después y a Buck ya le habían retirado la máquina, volvió a entrelazar sus dedos con fuerza, esta vez sus súplicas fueron escuchadas y recibió un apretón de vuelta.

Ahí supo que todo estaría bien.

FLUFFTOBER 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora