C A P I T U L O - U N O

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Primera parte
“ El abogado de la Mafia ”



Jimin

Los rayos del sol hicieron el esfuerzo por colarse en esa habitación pequeña y colorida, llena de fotos y recuerdos con su familia y sus amigos. El cuerpo dormido en esa pequeña cama estaba acomodado de una forma infantil y vulnerable, piernas abiertas, una mano detrás de la cabeza y la otra mano sosteniendo firmemente un peluche de pollito gigante, que bien podría estar en la casa de los sustos y no entre sus manos. Lo había conservado desde hace años, y había pasado cientos de veces por la lavadora, dándole ese aspecto viejo y gastado.

Se removió en la cama cuando el sol logró su objetivo y dió directo en su cara. Soltó un par de suspiros y se dio la vuelta, inútilmente porque la alarma sonó con fuerza.

Al levantarse lo primero que hizo fue apagar el estridente sonido, soltó el bostezo más largo y cansado de su vida antes de sentarse en la cama y observar perdidamente el punto invisible en su pared, preguntándose que había hecho para tener esa suerte.

Su vida no había sido buena. Creció en un campamento de inmigrantes y fue ilegal hasta los diez años cuando migraciones descubrió su existencia, de ahí pasó tres años en una orfanato hasta que sus padres pudieron comprobar que podían cuidar de él y darle una buena vida. En el orfanato fue todo muy díficil, pero a Jimin no le gustaba recordar esa mala época que con suerte, aveces no le acechaba en sus pesadillas.

Pero no era necesario tener pesadillas en estos últimos días, pues de por si ya estaba viviendo una.

Se levantó de mala gana y fue a asearse, lavó sus dientes y acomodó su cabello lo más que pudo, pero su cabello siempre ha sido desastroso y rebelde. Mechones blancos caen sobre su frente y debe de moverlo a cada rato para que no tape sus ojos y se vea como un emo de cabello platinado.

Su mirada en el espejo deja en claro que ha tenido la peor época de su vida, y la universidad no tiene nada que ver con ello. Aún así, decide que debe estar presentable para el funeral.

Se pone el traje y corbata, absolutamente de negro. Odia ese color con su vida, pero las normas dictan que en un funeral ese el color que predomina. Pero conociendo a su madre, ella también lo odiaría. Lamentablemente la señora Park no dejó indicaciones de cuál sería el código de vestimenta para su funeral, así que Jimin debe de aceptar lo que decía la sociedad y usar un traje y corbata oscuro.

Tomó el pequeño papel de la mesita de noche.

Al abrir la puerta para marcharse, se encontró con su hermana directamente a punto de azotar la puerta. Ella traía un vestido negro, su mirada gris igual de abatida que él.

— ¿Sabes algo de papá?— preguntó dándole un corto abrazo y empezando a caminar a su lado para salir del edificio.

Al menos vivían cerca. Mientras que Jimin ocupaba las habitaciones del campus, Jessi vivía a unas calles con su novio, un latino que a Jimin no le agradaba para nada.

— No, la policía aún no dice nada, y no creo que lo dejen salir para el funeral — responde con el dolor impregnado en su voz rasposa. Había pasado los últimos dos días llorando, su garganta dolía.

— Leo dice que es probable que lo enjuicien la próxima semana — Jessi  aprieta los botones del ascensor. Sus dedos tiemblan mientras habla y su postura firme se desvanece cuando entran al ascensor. Jimin mira por el espejo como limpia las lágrimas que caen silenciosas por sus mejillas.— aún no comprendo porqué lo hizo, Jiminie...

Jimin tampoco lo entendía.

Siempre creyó que su familia era humildemente buena, con valores firmes que cada día se lo repetían al salir de la escuela. Creció en un hogar amoroso salvo los tres años que pasó en un orfanato, sus padres le enseñaron a ser amable y gentil con las personas, le enseñaron muchas cosas importantes que ahora a sus diecisiete años, estaba orgulloso de aplicarlo cada que tenía la oportunidad.

LAS REGLAS DE LA MAFIA ¹ | KOOKMIN | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora