5- Primeros Acercamientos

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El sol se deslizaba lentamente por el cielo, tiñendo el horizonte con un suave tono rosado que prometía una tarde perfecta. En las dos casas, la anticipación crecía, aunque en formas distintas. En la casa de los Oliver, el ambiente estaba cargado de emoción nerviosa; mientras que en la casa de las Hódar, Violeta intentaba sacudirse el mal humor tras la broma de Ruslana, aunque en el fondo no podía evitar sentir una pequeña emoción por el día que se avecinaba.

— ¿Qué tal este vestido? — preguntó Denna, sosteniendo un vestido azul claro, sencillo pero elegante, frente al espejo. La tela ligera parecía reflejar el azul del cielo que brillaba afuera.

Ruslana, con una sonrisa pícara y ajustándose la chaqueta de cuero sobre un top de colores vivos, la miró divertida. — Perfecto, Denna. Con ese vestido, Alex no va a saber a dónde mirar — dijo, dándole un leve empujón en el hombro, mientras reía.

Violeta, que ya se había vestido con unos jeans oscuros y un body negro ajustado, observaba en silencio, aún con los nervios a flor de piel. ¿Chiara pensaría en ella tanto como ella había pensado en la inglesa desde la noche anterior?

— Deja de pensar tanto, Vi — le dijo Ruslana, sacándola de su ensueño. Se acercó a ella con una sonrisa suave. — Hoy es para disfrutar, no para que te pongas paranoica. Además, ¿a quién quieres engañar? Sabes que Chiara está loquita por ti — añadió con un guiño.

Violeta rodó los ojos, aunque una pequeña sonrisa se asomó por sus labios. — No es para tanto. Solo fue una coincidencia que nos encontráramos ayer en el patio... — murmuró, ajustando las gafas de sol en su cabeza mientras intentaba ocultar su rubor.

Denna se acercó, dándole un abrazo rápido desde atrás. — Vi, te ves guapísima, y todo va a salir bien. Vamos a pasarlo genial. — Sonrió mientras salía brincando del cuarto, emocionada.

Mientras tanto, en casa de los Oliver, Alex se miraba al espejo por tercera vez, ajustando su camiseta. La indecisión lo consumía, aunque trataba de disimularlo.

— ¿Otra vez cambiándote de ropa? — se burló Nerea desde la puerta, con los brazos cruzados. — Alex, es solo una salida, no una entrevista de trabajo.

— ¡Déjame en paz! — contestó Alex, tratando de sonar despreocupado. — No es para tanto, solo... bueno, ya sabes... quiero verme bien — murmuró, dándole una última mirada al espejo antes de decidir que la camiseta gris era la correcta.

Chiara, ya vestida con un conjunto sencillo pero fresco, observaba divertida desde su cama. — Es que no quieres impresionar a Denna, ¿eh? — dijo en tono burlón, alzando las cejas mientras Alex le lanzaba una mirada asesina.

— Y tú tampoco estás nerviosa por Violeta, ¿no? — replicó Alex, provocando una risa incómoda en Chiara, que rápidamente cambió de tema.

— Esto va a ser genial, ¿verdad? — preguntó, casi para convencerse a sí misma, su sonrisa típica algo más nerviosa de lo normal.

Nerea, sentada en la cama mientras se ataba los cordones de los zapatos, asintió, aunque también sentía la presión en su pecho. "¿Y si esto es realmente una cita?", pensaba, recordando las palabras de Alex sobre Ruslana.

La terraza de la cafetería estaba perfectamente situada con una vista que daba al puerto. Las mesas de madera, decoradas con pequeños jarrones de flores frescas, creaban un ambiente acogedor y relajado. Los trillizos llegaron primero y eligieron una mesa en la esquina, donde una suave brisa marina los acariciaba. El sol no era demasiado fuerte, y el aire era fresco, pero lo suficientemente cálido para estar al aire libre.

Alex, Nerea y Chiara no tuvieron que esperar mucho. Al poco tiempo, vieron a las hermanas Hódar subir por las escaleras de la terraza. Denna caminaba al frente con un vestido azul que la hacía parecer más radiante de lo normal, Ruslana, siempre alocada, lucía una falda de jean y una chaqueta de cuero que contrastaba con su energía vibrante. Y detrás de ellas, Violeta, con unos jeans oscuros que le llegaban hasta el suelo y un body negro ajustado, con unas gafas en la cabeza, lucía más tranquila pero nerviosa a la vez.

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