El rey mono, sun Wukong, la leyenda escrita, todos alguna ves escucharon de él.
Pero alguna ves vieron a su sombra, aquella oscuridad debajo de sus pies. ¿Quien era?¿quién se escondia allí?
Aquella sombra era Macaque.
Todos ya escuchamos la histori...
La vida tiene múltiples facetas, si queremos estar al tanto de todo, es necesario ver con otros ojos. Con los de Wukong.
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Esa mañana era algo fría, era un Viernes. Se havia encontrado solo en su cabaña mirando una película de el mismo, pero sin embargo no se centraba en la tele frente suyo, estos días havia algo casi imperceptible que se le hacía familiar y que hacía que su corazón se enloqueciera. Por culpa de esto las pesadillas se vuelven de nuevo, recurrentes. Le hacen sentir, que ya no merece ser llamado héroe.
La noche anterior soñó de nuevo el momento exacto en el que empuño el baston y golpeó con fuerza contra el. Esta comparada con las de los meses atrás se havia visto más realista. Y no logro conciliar el sueño, por lo que solo salió afuera y miró el firmamento como el le havia enseñado hacer.
La culpa que según el ya lo havia superado, volvió. Talves porque nunca se fue y solo la reprimió. Solo sabe que estaba ves vino con más intensidad, como si el mismo estuviera en su contra.
Por lo que no havia noche que no dejara de pensar en el, hasta llegó al punto de creer que talves, solo talves, puede estar de nuevo acá. Era una locura, pero en este mundo ya no le sorprendia nada, se dijo. Que talves puede hechar un vistazo después, ayá a su luna.
Sus pensamientos fueron interrumpidos. Habian tocado la puerta.
—¡Monkie king! ¡¿estas ahi?!— su suceder havia llegado, se preguntaba para que ¿se olvidó que havia entrenamiento?
Apago la tele y se dirigió a habrir la puerta. Puso una sonrisa y abrió.
—Hey chico! ¿Que haces por acá?— hablo poniendo una mano en su mentón y la otra en su cintura.—¿hay entrenamiento y me olvide?—una mueca entre sorprendida y preocupada de asomo por su cara.
—Nop, Hoy Pigsy estuvo de buen humor y Lo logramos convencer para que vengas a comer con los demas— dijo poniendo una sonrisa, para despues quitarla. —pero si no tienes tiempo, no hay problema, se hará para la próxima— finalizo esperando una respuesta afirmativa de su mentor.
—Bueno chico, ahora estoy libre. Y ya me canse de comer pelos—hablo con una mueca de disgusto, para despues rebolver los cabellos de MK. —Así que, ¡que esperamos! Espero que haya en el menú duraznos!— termino jalando a MK para que se suban en su nube y dirigirse al local.
Una ves que ya habían llegado, se contaron todos alrededor de un mesa esperando la hora de comer.
Mientras lo hacía se percató de algo muy peculiar que duró pocos minutos.
Sentado en su mesa con la silla mirando afuera del local vio pasar a dos personas, una niña con la que no le sonaba para nada, pero con la persona que la llevaba cuidando se le era raramente muy conocida.
