12| Dulces y tesoros

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—¡Yo me comí las 10 toneladas!

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—¡Yo me comí las 10 toneladas!

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Luffy y yo nos encontrabamos tendiendo la cama que antes compartía con Nami y Robin.

Incluso le habíamos dado la vuelta.

Una vez terminamos, observé cómo Luffy levantaba la sabana que había estado encima de la cama para llevárnosla.

No planeaba colocarlo de nuevo en la cama después de todo el desastre que ocasionamos minutos atrás.

Luffy me miro y nos sonreímos con un sonrojo.

No creía todo lo que habíamos hecho. Era una locura, fue tan pasional, posesivo, brusco, lujurioso... hermoso.

Nos comportamos como animales en celo, creo yo.

—¿Vamos? —pregunto y asentí acercándome a él.

Entrelazamos nuestras manos y salimos de la habitación yendo al nuestro para dejar la sabana y lavarla después.

Afortunadamente, nadie había venido al barco, eso significaba que seguían dentro del palacio, ya sea en la fiesta o fuera.

Solté la mano de Luffy para mover mi cabello y hacer que se seque más rápido al aire libre.

Sí.

Nos habíamos bañado y había preparado un rápido café para ambos para calmar el dolor de cabeza y bajar la borrachera que habíamos tenido.

Me detuve cuando me di cuenta de que Luffy no estaba a mi lado y giré enarcando una ceja cuando lo vi en el mismo lugar de antes.

Levanto un poco su brazo a mi dirección haciendo un pequeño puchero que me pareció tierno.

—¿Luffy? —pregunté girando completamente a su dirección.

—¿Por qué me sueltas la mano? —parpadeé y miré a otro lado por la repentina pregunta.

—Pues, porque quería sacudir mi cabello —mencioné algo divertida al verlo mirarme ahora con los ojos entrecerrados.

—Bueno... —me estiro su mano sin moverse de su lugar y reí un poco.

—¿Qué?

—A mí me gusta que me agarres la mano —infló un poco sus mejillas y reí.

¿Dónde estaba el Luffy dominante de hace rato? ¡Qué tierno!

—¿En serio? —pregunté acercándome a paso lento.

—Dámela —me detuve viendo que se negaba a dar un paso si no le agarraba la mano.

𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒 || Monkey D. LuffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora