Capítulo 8: Entre Risueñas Miradas

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Habían pasado unos días desde nuestra conversación en el set. Aunque las cosas no se habían resuelto del todo, algo dentro de mí había cambiado. La tensión entre Nicholas y yo no había desaparecido, pero ya no era la misma sensación incómoda que me mantenía en constante alerta. En su lugar, algo más suave había comenzado a tomar forma, como una corriente subterránea que me arrastraba lentamente hacia él.

A lo largo de esos días, nuestras interacciones habían sido más fluidas, más naturales. Ya no había tantos silencios cargados de significados ocultos ni miradas que parecían desafiarnos a decir algo más. Nos hablábamos como compañeros, pero siempre con una especie de energía subyacente, una atracción que empezaba a sentirse más como una promesa que como un obstáculo.

Hoy, era nuestro día libre, y habíamos planeado salir con un grupo del set. No era una salida planeada con mucho tiempo de antelación, más bien había surgido de manera espontánea después de que Malena, una de las asistentes de producción, sugiriera que necesitábamos un respiro. Me encontraba ahora en un pequeño café cerca del estudio, esperando a que los demás llegaran.

El lugar tenía una atmósfera relajada, con el suave murmullo de las conversaciones y el aroma a café recién hecho impregnando el aire. Estaba revisando mi teléfono cuando escuché la puerta del café abrirse. Al levantar la vista, vi a Nicholas entrar. Llevaba una chaqueta oscura y una camiseta ajustada, algo casual pero que le sentaba perfectamente. No pude evitar una sonrisa, aunque me la guardé, fingiendo que no me había afectado su entrada.

—Parece que llegué temprano– dijo, acercándose a mi mesa con una media sonrisa.

—O tal vez los demás están tarde—respondí, levantando una ceja divertida.

Se sentó frente a mí, y a pesar de la familiaridad que habíamos ganado en los últimos días, sentí ese leve cosquilleo que aparecía cada vez que estábamos cerca. Pero esta vez no lo rechacé ni intenté ocultarlo. Estaba empezando a acostumbrarme a esa sensación, y ya no me resultaba tan intimidante.

—¿Qué tal han estado las cosas estos días?– preguntó, mientras hacía señas a una camarera para que tomara nuestro pedido.

—Tranquilas, dentro de lo que cabe. Me ha gustado tener un poco de tiempo para mí– respondí, sin mencionar que buena parte de ese tiempo lo había pasado pensando en él.

—Lo mismo digo. A veces es necesario alejarse del caos del set– respondió él, con un tono relajado.

A medida que hablábamos, la conversación fluía con una facilidad que antes no había sentido. Nos habíamos asentado en un nuevo ritmo, uno en el que la atracción física estaba presente, pero no dictaba el tono de todo lo que hacíamos o decíamos. Era como si ambos hubiéramos aceptado que estaba ahí, y simplemente la dejábamos ser, al fin de cuentas todo lo que habíamos pasado antes no era cualquier cosa.

Poco a poco, los demás fueron llegando. Malena fue la primera en aparecer, siempre bromista y llena de energía. Llegó acompañada de varios miembros del equipo de producción y dos actores más que se habían unido a la serie recientemente.

Las bromas no tardaron en comenzar, especialmente cuando Malena, sin ningún reparo, comentó:

—¡Miren quiénes se ven como una parejita hoy!– dijo, guiñando un ojo mientras se acomodaba en la silla frente a nosotros.

Sentí el calor subir a mis mejillas, pero antes de que pudiera responder, Nicholas lo hizo por mí, con una tranquilidad que me hizo admirarlo en ese momento.

—¿Y quién puede culparnos? Nos vemos bien juntos, ¿no?— contestó

—Claro que sí, si ya hasta combinan— la risa de Malena llenó la mesa.

REENCUENTRO| Nicholas Chavez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora