REENCUENTRO| Nicholas Chavez

Cap 10: Despertar Juntos

Desperté antes que Nicholas. La luz de la mañana ya entraba por la ventana y se colaba entre las cortinas. Estábamos en su apartamento, una vez más, después de la fiesta de anoche. Lo observé un momento, sin moverme. Había algo tan familiar en esto, algo que me recordaba a las muchas mañanas que habíamos compartido cuando éramos pareja.

Nicholas respiraba profundamente, su rostro relajado. No pude evitar sonreír al recordar lo celoso que se puso anoche cuando me vieron bailar con otros chicos. No fue su culpa, claro. Entre las bromas de sus amigos y un par de copas de más, la situación se volvió divertida para todos, menos para él.

Me estiré suavemente y decidí que era hora de levantarme. Mientras lo hacía, Nicholas abrió los ojos y me miró con una sonrisa adormilada.

–Buenos días– murmuró, su voz aún rasposa por el sueño.

–Buenos días– respondí mientras me sentaba en el borde de la cama, estirando los brazos. –Dormiste como un tronco.–

Nicholas se rió suavemente. –la noche fue cansada, ¿no? Aunque parece que para alguien no, ya que estuvo toda la noche bailando.–

–¿Estás celoso otra vez?– le provoqué, alzando una ceja.

–No son celos. Es... una sensación rara. No me gustó verte con otros tipos cuando... bueno, ya sabes.–

Le di un pequeño empujón en el hombro, divertida. –Tranquilo, Nick. Solo estábamos bailando. Nada más, igual recuerda, quedamos que nada de etiquetas por ahora.–

Nicholas se incorporó en la cama, apoyándose en los codos. –Sí, pero admito que cuando te vi moviéndote así, tan segura, tan... provocativa, me sentí raro.–

Me mordí el labio, intentando no reír. –¿Te molesta que la gente vea lo que perdiste?–

Se quedó callado por un segundo, mirándome fijamente. –No diría que lo perdí. Solo... fue un tiempo fuera.–

–Tiempo fuera– repetí, levantándome para dirigirme a la cocina. –Si tú lo dices–

Mientras comenzaba a preparar café, lo escuché levantarse y caminar detrás de mí. –Es en serio, Elena. Ya lo hemos hablado... pero a veces parece que las cosas entre nosotros no han cambiado tanto.–

–¿Por qué lo dices?– pregunté mientras llenaba la cafetera. Me giré para verlo apoyado en la puerta de la cocina, mirándome de una manera que me hacía sentir vulnerable.

–Porque estamos aquí otra vez. Después de una noche juntos. Después de una fiesta. Después de... todo.–

–Nick, dijimos que íbamos a dejar que las cosas fluyeran, ¿no?–

–Sí, lo sé, pero a veces es difícil. Tú... tú me confundes.– Caminó hacia mí, tomando una taza de café de la alacena y colocándola en la mesa. –Anoche, por ejemplo. No puedo dejar de pensar en cómo te veías bailando, tan sexy, tan segura de ti misma.–

Me crucé de brazos, mirándolo fijamente. –Y tú también me confundes, Nicholas. A veces parece que quieres algo serio, otras veces actúas como si todo esto fuera solo... casual.–

Se quedó en silencio por unos segundos, como si estuviera buscando las palabras correctas. –¿Y si te dijera que quiero que sea algo más? ¿Que no quiero que sea solo casual?–

Suspiré, bajando la mirada. –Nick... hemos hablado de esto. No queremos apresurarnos.–

–Lo sé, lo sé. Solo... estoy pensando en voz alta.– Se acercó y me tomó suavemente por la cintura, atrayéndome hacia él. –No voy a presionarte. Vamos a dejar que las cosas sigan su curso, como ya habíamos quedado.–