El día siguiente comenzó de forma tranquila después del largo día que había pasado con Nicolás.
Me desperté sola en mi cama, pero con una sonrisa aún en mi rostro. Recordar todo lo que compartimos me hacía sentir bien, pero también me recordaba lo ocupados que a veces podíamos estar. Decidí no darle demasiadas vueltas a esto y seguir mi día.
Estaba en medio de una videollamada con mi madre cuando escuché un timbre en mi puerta.
—¿Quién será? — murmuré, disculpándome con mi madre mientras me dirigía a la entrada.
—¿Estás esperando a alguien? —preguntó mi mamá con curiosidad desde la pantalla de mi teléfono.
—No, pero te mantendré en línea —contesté mientras abría la puerta.
Al abrirla, me encontré con Nicolás, sosteniendo una bolsa que me parecía estar llena de comida.
—¿Nicolás? ¿Qué haces aquí tan temprano? —le pregunté sorprendida.
Él solo sonrió.
—Traje desayuno. Pensé que podríamos pasar el tiempo juntos, pero veo que estás ocupada.
Empecé señalando mi teléfono y sonreí.
—Estoy hablando con mi mamá —le expliqué, volteando la cámara para que mi madre pudiera verlo.
—Ah, hola señora —dijo Nicolás, con su típica sonrisa encantadora, viendo a mi madre al otro lado.
—Hola, Nicolás, es un placer verte de nuevo. Aunque sea a través del teléfono —respondió mamá, su voz llena de calidez.
—Al parecer, el placer es mío. Prometo que la próxima vez nos veremos en persona —dijo él, guiñándome un ojo.
—No te preocupes, hijo. Cuida a mi niña. Elena, nos vemos después. No quiero interrumpir tu desayuno romántico —añadió mi mamá con ese tono juguetón que siempre usaba para molestarme.
Me despedí de ella y colgué riendo mientras me dirigía hacia la cocina con Nicolás.
—Tu mamá sigue siendo igual de encantadora —comentó él, colocando la bolsa sobre la mesa.
—Sí, lo es. Creo que aún le caes bien. Creo que eso es una buena señal—respondí, guiñándole un ojo.
Desplegamos el desayuno sobre la mesa: croissants, frutas frescas y jugo recién exprimido. La luz del sol entraba por la ventana, iluminando la cocina de una manera cálida. Mientras comíamos, la conversación fluía sin esfuerzo.
—No puedo creer que nunca hayamos hablado de lo mucho que me gusta el rock clásico —dijo Nicolás, mordiendo un croissant.
—Es porque te gusta hacerme enojar con tus preferencias de pop — bromeé, riéndome.
—¡Nunca! El pop tiene su lugar, pero el rock es donde está el verdadero arte —replicó él, con un brillo en sus ojos.
Después de desayunar, me estiré y sonreí.
—¿Qué te gustaría hacer hoy? —pregunté, sintiendo que el día aún tenía mucho que ofrecer.
Nicolás pensó un momento antes de responder.
—Podríamos pasar por esa tienda de discos de vinilo que tanto te gusta. Me acuerdo de que mencionaste algunas ediciones que querías ver —dijo, con una chispa de emoción en sus ojos.
—¡Sí! Me encantaría. Es perfecto.—exclamé, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
Tomamos el auto y, en el camino, pusimos música. La atmósfera era ligera, llena de risas y comentarios sobre las canciones que sonaban. Cada vez que una de nuestras favoritas salía, ambos comenzábamos a cantar, riéndonos de nuestras malas voces.
Al llegar a la tienda, el bullicio de los discos y la música en el aire me llenaron de energía. La decoración era vintage, con estanterías de madera y un ambiente acogedor.
—Mira eso —dijo Nicolás, señalando un rincón lleno de discos de rock.
Nos movimos entre las estanterías, mirando las portadas y buscando tesoros. En un momento, Nicolás tomó un disco que reconocí al instante.
—¿Te acuerdas de esta canción? —preguntó, sosteniéndolo frente a mí.
—¡Por supuesto! ¡Es un clásico! —exclamé, sonriendo mientras la melodía comenzaba a sonar en mi cabeza.
—¿Te gustaría que lo compráramos? —preguntó, con una sonrisa traviesa en su rostro.
—Sí, pero solo si prometes que lo escucharemos juntos —respondí, guiñándole el ojo.
Continuamos buscando, hablando sobre nuestras bandas favoritas y las memorias que cada disco traía. La conversación era fluida, y cada vez que Nicolás hacía un comentario divertido, no podía evitar reírme.
Después de un buen rato, decidimos sentarnos en un pequeño café dentro de la tienda.
—¿Qué te parece si pedimos algo? —sugerí, mirando el menú.
—Perfecto. ¿Te gusta el café frío o caliente? —preguntó.
—¡Frío, por favor! —respondí entusiasmada.
Mientras esperábamos nuestras bebidas, un grupo de amigos entró al café y nos saludaron. Nicolás y yo intercambiamos miradas cómplices mientras el grupo comenzaba a hablar sobre planes para el fin de semana.
—Deberíamos hacer algo este sábado. Tal vez un karaoke o una noche de juegos —sugirió uno de los amigos.
Nicolás me miró con una sonrisa traviesa.
—Tú sabes que soy un gran cantante, ¿verdad? —dijo, riéndose.
—Claro, si tu idea de cantar es gritar al micrófono —bromeé, haciendo que todos se rieran.
La conversación continuó, llena de bromas y risas. A medida que pasaba el tiempo, comencé a notar que las miradas de Nicolás eran más intensas, llenas de complicidad. Disfruté cada momento, sintiéndome a gusto entre amigos y con Nicolás a mi lado.
—¡Vamos a hacer karaoke! —gritó uno de ellos.
—No me digas que te gustaría unirte —bromeé, sintiéndome animada.
—Claro, siempre y cuando no me obligues a cantar solo —respondió, riendo.
Regresamos al café y nos unimos al grupo, que ya estaba discutiendo qué canciones elegir. Todo estaba genial, me encantaba mucho pasar con todo estos momentos.
Pasamos un buen rato cantando, y aunque Nicolás se reía de sus propios desafinos, no podía dejar de mirarme con complicidad. Era un buen día, y aunque hubo momentos difíciles, estaba claro que ambos estábamos dispuestos a seguir adelante.
Al final de la noche, nos despedimos de nuestros amigos y nos dirigimos hacia el auto.
—Gracias por hoy, de verdad. Me siento feliz contigo—dijo Nicolás, mientras abría la puerta para mí.
Hola! Espero les haya gustado mucho, perdón por el capítulo tan malo y corto 😭pero lean la siguiente página para entender. Les agradecería si votan, me siguen o me dan algún consejo. ¡Hasta la próxima página!💗
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REENCUENTRO| Nicholas Chavez
FanfictionElena y Nicholas se reencuentran después de mucho tiempo, esto desentierra viejas heridas y recuerdos compartidos. Mientras la tensión entre ellos se intensifica, deberán enfrentar los fantasmas de su pasado y decidir si el amor que una vez los unió...