The Dutton's Diamond - Rip Wheeler

MATA AL MENSAJERO (II)

El viento frío que bajaba desde las montañas arremolinaba el polvo a lo largo del vasto paisaje del Rancho Yellowstone. En la oscuridad, las sombras de los lobos se movían, devorando lo que quedaba del ciervo. Rip y Elsa los observaban desde el interior del todoterreno de ella, las luces apagadas para no perturbar a los depredadores. Rip se encontraba relajado, pero no ajeno a la extraña tensión que colgaba en el aire.

—Ese de ahí es un cabrón grande... es un maldito lobo enorme —comentó Rip, su voz ronca y grave aludiendo al líder de la pequeña manada.

Elsa, con una botella de bourbon en mano, soltó una carcajada liviana mientras le daba otro trago largo. El líquido ámbar brillaba a la luz de la luna que entraba por la ventana.

—Mira que he hecho cosas morbosas en una primera cita... pero como esta, ninguna —dijo, ladeando la cabeza hacia él, con una sonrisa que destilaba sarcasmo.

Rip la miró de reojo, sus ojos oscuros clavados en ella, calmado pero calculador.

—Esto está muy lejos de ser una primera cita —respondió él, su tono áspero y lleno de verdad.

Ella sonrió, sacudiendo ligeramente la botella.

—Tienes razón, esas cosas son más de Bethany —respondió Elsa con una risa amarga, como si el nombre de su hermana mayor invocara una memoria que quería olvidar. Apretó la botella con más fuerza, su mirada perdiéndose por un momento. Rip negó con la cabeza, incómodo. Sabía que Elsa conocía su pasado con Beth, como todos los hermanos Dutton. Era un secreto a voces en el rancho, pero nunca habían hablado de ello.

Rip suspiró pesadamente, una brisa helada sopló entre ambos.

—Si ella supiera que estás aquí conmigo... —dejó la frase incompleta, sabiendo que no hacía falta explicarla.

Elsa se rió entre dientes, divertida por la insinuación.

—No me hagas reír, Rip. Sabes que Beth no tiene derecho sobre ti. No más. —Giró la cabeza hacia él, su mirada se volvió más seria, más intensa—. Además, lo nuestro no tiene que ver con ella, ¿verdad?

Rip la miró de cerca, con una mezcla de nostalgia y algo más profundo que ni él mismo entendía del todo. Recordaba a Elsa de niña, corriendo por el rancho con su cabello rubio al viento, pero ya no era una niña. Era una mujer que había pasado por cosas que él apenas podía imaginar.

—Siempre has estado aquí, desde que eras una cría —dijo Rip, su voz más suave de lo normal.

Elsa alzó una ceja, burlona.

—Y tú sigues teniendo la misma cara de tipo duro, pero algo me dice que también estás envejeciendo.

Rip dejó escapar un resoplido, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. Elsa le acarició la mejilla, sus dedos suaves, el bourbon haciendo que sus movimientos fueran lentos y algo erráticos. Rip aguantó la respiración, mirando sus ojos. Los lobos aullaron de nuevo, pero en ese momento, todo el mundo se redujo a esa fracción de segundo.

Elsa se inclinó hacia él, sus labios casi rozando los de Rip. Justo cuando él estaba a punto de ceder, algo en ella se rompió. Se apartó de golpe, llevándose una mano al pecho donde el vendaje asomaba por debajo de su camiseta de tirantes. La herida, no solo física, sino emocional, la atravesó. No era el dolor de la marca, ni el de perder a su hermano Lee lo que la atormentaba en ese momento. Era la cruda realidad: Rip no la quería a ella, quería a su hermana.

—Mierda... —susurró Elsa, y sin previo aviso, abrió la puerta del todoterreno y salió corriendo hacia los lobos.

Rip se quedó helado un segundo antes de reaccionar. Saltó del coche detrás de ella, su mano ya en el arma que llevaba en la cintura.